Santiago de Cudeyo, 9 de agosto de 2.016
Los veranos aquí son así: ayer estábamos paseando por la playa de El Sardinero y dándonos un chapuzón, y para hoy se prevén cielos nublados y lluvias ocasionales...
¡Por eso me gusta Santander! No pasa nada: el truco es adaptarse a las circunstancias y no dejar nunca para mañana lo que puedas hacer hoy.
He madrugado y, al asomarme a la ventana, he comprobado que esta vez el hombre del tiempo no va a equivocarse... Dejamos la toalla y el bañador en el cajón, nos calzamos las botas de montaña y cogemos la makila: ¡¡¡nos vamos al monte!!!
Aparcamos junto al pantano de Heras y echamos a andar por una estrecha carretera asfaltada muy poco transitada que en menos de media hora nos conduce hasta Santiago de Cudeyo. Buscamos la bolera y nos sumergimos en la montaña...
Caminamos por una pista ancha que gana altura rapidamente. Dejamos atrás un bosque de eucaliptos y ante nosotros se despliega en seguida una amplia panorámica del arco sur de la bahía de Santander.
Recorremos el 'Itinerario 2' marcado en la montaña y recorremos una senda que avanza a media ladera hasta el extremo este del macizo de Peña Cabarga.
A partir de aquí aún habremos de salvar un terreno salpicado de robustos pinos, pero si volvemos la vista hacia el sur, al fondo, entre las nubes, vislumbramos ya nuestro objetivo de hoy.
En apenas hora y media hemos llegado al 'pirulí' de Peña Cabarga. No es el mejor día para disfrutar de las vistas que el Pico Llen nos regala, pero podía haber sido peor...
Mientras subíamos han caído cuatro gotas y el camino se ha mojado. Los patos no están hechos para caminar sobre piedras húmedas por terrenos embarrados así que, de mutuo acuerdo, optamos por volver al coche por la carretera. Durante casi dos horas destripamos a unos políticos ineptos, corruptos y sinvergüenzas, sin ningún sentido de la responsabilidad, incapaces de formar gobierno, que al menos hoy han servido para algo: nos han entretenido y el camino se nos ha hecho corto...
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