Santander, 10 de agosto de 2.016
El cuerpo ensangrentado de César yacía tendido sobre el suelo. Sus asesinos habían entretenido a Marco Antonio fuera del Capitolio y, cuando por fin pudo entrar, su amigo y protector ya estaba muerto. Juró acabar con todos los traidores que habían conspirado contra él pero su vida corría peligro...
Por suerte, Bruto y sus socios debían declarar que César era un tirano si no querían que su muerte fuese considerada un asesinato, pero, en ese caso, todas sus acciones quedarían invalidadas, incluidos los nombramientos que les habían proporcionado rango y posición. El pueblo amaba a César y para evitar un levantamiento popular contra sus asesinos, Marco Antonio les propuso a éstos pactar una tregua, proclamando una amnistía general, sin tiranos ni asesinos, que permitiese que los actos de César y su testamento continuasen vigentes.Sin embargo, convertido en el hombre fuerte de la República, durante el funeral de su amigo pronunció un discurso que enfureció al pueblo y sus asesinos tuvieron que huir.
Las legiones de Hircio y Pansa se pusieron al servicio de César Octavio y comandadas por Agripa dieron un severo correctivo a los hombres de Marco Antonio (batalla de Mutina, 43 a. C.).
Para afianzar su pacto, Marco Antonio se casó con Octavia, hermana de Octavio, aunque su matrimonio solo fue una tapadera que le permitió seguir acostándose con Atia, la madre de su socio, mientras su esposa lo hacía con Agripa. Cuando Octavio lo averiguó perdonó a su general, pero repudió a su madre y a su hermana y obligó a Marco Antonio a abandonar Roma y partir hacia Alejandría. Allí éste se reencontró con Cleopatra y cayó rendido a sus pies...
En Accio (año 31 a. C.), la flota de Octavio, bajo el mando de Agripa, consiguió una victoria decisiva sobre la reina Cleopatra y su 'esclavo' Marco Antonio. La armada egipcia fue destruida y las tropas de Octavio avanzaron sobre Alejandría, donde ambos habían buscado refugiado. El triunviro estaba dispuesto a retirarse de la vida pública siempre que su rival mantuviese a Cleopatra y su progenie en el trono, pero Octavio no estaba dispuesto a aceptar ningún tipo de condición. Sus hombres cercaron la ciudad y la pareja de enamorados, asediada por el aliento de Onubis, huvo de resignarse a su suerte. Marco Antonio se quitó la vida y Cleopatra, rota de dolor, siguió sus pasos...
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