Santander, 2 de diciembre de 2.018
Esta noche Enrique Bunbury ha visitado el
Palacio de Deportes de Santander para presentar su último trabajo de estudio: “Expectativas”
(2.017).
La nuestra es una relación que viene de
lejos…
En 1.989 un compañero de clase me grabó en
una cinta virgen de noventa minutos el que entonces era el último álbum de
Queen: “The Miracle”. En la cara B, para rellenar, me grabó el primer disco de
una banda de Zaragoza al que yo aún no conocía.
Enrique Bunbury (bajo y voz) y los hermanos
Valdivia: Pedro (batería) y Juan (guitarra), habían fundado Héroes del Silencio
en 1.984. Muy pronto, con la retirada de Pedro y la incorporación de Joaquín
Cardiel (bajo) y Pedro Andreu (batería), la formación se transformó en el
cuarteto que con el tiempo habría de triunfar en toda España y más allá de
nuestras fronteras.
En 1.987 habían grabado “Héroe de leyenda”,
un EP con cuatro temas cuyo éxito les permitió grabar un año después su primer
disco: “El mar no cesa” (1.988).
Aparqué a un lado la cara A de aquella
cinta e, ignorando a los británicos, desgasté la cara B. La ambigüedad de
las letras de Bunbury, su fuerte personalidad y la estética del grupo me
sedujeron de tal modo que me convertí en un fan incondicional de Héroes del Silencio.
En 1.990 el grupo publicó su segundo disco: “Senderos de
traición”, con el que lograron consolidarse dentro del panorama musical de
nuestro país. En él incluían temas como “Entre dos tierras” o “Maldito duende”
que ocupan un lugar privilegiado en la historia del rock de nuestro país.
El 31 de julio de 1.991 los maños tenían
que presentar su disco en la plaza de toros de Santander. Yo estaba allí, pero
la lluvia les obligó a suspender el concierto. Afortunadamente, un par de meses
después, el 19 de septiembre, la gira ‘Senda 91’ regresó a Santander y yo pude
desquitarme.
Tras un año de descanso y desintoxicación ‘espiritual’
llegó “El espíritu del vino” (1.993) y una nueva gira que, aunque esta vez no
pasó por Santander, sí que lo hizo por el campo de fútbol de Solares (29 de
julio de 1.993), brindándome la posibilidad de volver a disfrutar del mejor
directo del rock patrio.
El grupo había conseguido afianzarse en el extranjero y la
gira de presentación de su siguiente disco: “Avalancha” (1.995), ya no recaló
en nuestra tierruca.
Al año siguiente, de manera repentina, aduciendo diferencias personales, la
banda anunció su disolución. Los miembros del
grupo afrontaron nuevos proyectos musicales y Bunbury inició una exitosa
carrera en solitario.
En 2.007, coincidiendo con el décimo
aniversario de su separación, los maños se plantearon la posibilidad de
realizar una gira de despedida que les permitiera cerrar de manera brillante su
trayectoria en el mundo de la música y homenajear a sus seguidores. Yo no podía
perdérmelo y que mejor lugar para verles que su ciudad...
El 12 de octubre de 2.007, en el estadio de fútbol de La
Romareda, tuve ocasión de disfrutar como un loco de un concierto arrollador que
no decepcionó a nadie: ¡el mejor concierto de mi vida!
En 1.998 Enrique Bunbury publicó “Radical sonora”, el
primer disco de una dilatada y ecléctica trayectoria musical en solitario que me
ha brindado la ocasión de acercarme a su directo en varias ocasiones.
El 13 de agosto de 2.005 la gira ‘Freak
Show’ recaló en la campa del Palacio de la Magdalena y Enrique se subió al
escenario en unas condiciones lamentables para ofrecernos un espectáculo
deplorable.
Tardé en reconciliarme con él, pero el 8
de noviembre de 2.008 recompuso los restos de aquel naufragio y cuando la gira
de presentación de su disco ‘Hellville de Luxe’ recaló en el velódromo de
Anoeta (San Sebastián) no me quedó más remedio que caer rendido a sus pies.
El 28 de enero de 2.012 el tour de
presentación de ‘Licenciado Cantinas’, recaló en Santander y ardiendo en llamas
Enrique Bunbury pisó por primera vez el escenario de nuestro Palacio de los
Deportes para regalarnos un puñado de canciones cantineras, revolucionarias y melancólicas.
Hoy ha vuelto a hacerlo, vestido de blanco
y escoltado por sus Santos Inocentes: Álvaro Suite (guitarra), Jordi Mena (guitarra),
Robert Castellanos (Bajo), Jorge Rebenaque (teclado y acordeón), Ramón Gacías
(batería), Quino Béjar (percusión) y Santiago del Campo (saxofón), para resarcirse
de la faringitis que este verano le impidió acudir a su cita con el ‘Santander
Music Festival’ y satisfacer todas nuestras fundadas expectativas,
ofreciéndonos un espectáculo brutal.
Siempre en acto de servicio, dándolo todo,
Enrique Bunbury es el hombre delgado, dispuesto a cualquier cosa, que no
flaqueará jamás.
Tiene ese ‘no sé qué’ que, no sé lo qué
es, pero es lo único que importa. Credibilidad, autenticidad…: esas son algunas
de sus credenciales y, aunque sea consciente de que a veces conviene más
estarse quieto y callado, él siempre prefiere bailar un charlestón o cantar un
rock&roll.
Las cosas cambian. Es cierto que de todo
comienza a hacer ya mucho tiempo, pero él, haciendo del escapismo un arte, ha
encontrado el modo de hallar espacio para nuevas libertades y aquel héroe de
leyenda que en 1.988 encarnaba el sueño de un destino, ha nadado mar adentro
para abrir la caja de Pandora. Al despertar ha comprobado que nada es como él
había imaginado, pero hoy se siente distinto, porque es distinto… Todo aquello
que siempre fue lo mismo permanecía oculto en su interior: ¡está todo tan claro!
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