Santander, 30 de julio de 2.021
“Miamor perdido” (2.018) es la última película
dirigida por Emilio Martínez-Lázaro, autor de títulos como “Los peores años de
nuestra vida” (1.994), “El otro lado de la cama” (2.002), “La montaña rusa” (2.012)
u “Ocho apellidos vascos” (2.014).
Resulta verosímil pensar que, cuando escribió el guion,
lo hiciera pensando en Dani Rovira, pues Mario, el personaje que este
interpreta, es un tipo al que se parece un poco: un monologuista que cada noche
se sube a un escenario para desnudarse delante del público y que cree en el
amor a primera vista, sobre todo cuando la otra persona está muy buena…
Su compañera de reparto es Michelle Jenner. Ella da
vida a Olivia, una actriz y dramaturga interesada por el teatro de vanguardia,
especialmente el teatro de la crueldad, que pretende impactar al espectador con
una experiencia radical para, así, obligarlo a prestar atención y poder llegar
a emocionarlo.
Los dos son idiotas -en el buen sentido, quiero decir:
como podríamos serlo cualquiera de nosotros-. Son simpáticos y completamente
infantiles, y no podríamos enfadarnos con ellos, aunque quisiéramos.
Ambos comparten una fantástica historia sobre có-mo se conocieron…
Les sobró bicicleta y les faltaron frenos, pero necesitaron
cinco citas, la mitad de la filmografía de Woody Allen y una botella de vodka
para darse el primer beso.
Adoptaron un gato para irse a vivir juntos con el que hablaban
en valenciano. Lo bautizaron Miamor y v varios meses después, cuando el miedo a
romper los hizo romper, el gato desapareció…
Entraron entonces en una dinámica extraña: trataron de
hacerse la vida imposible el uno al otro, se hicieron daño y, aunque los dos
querían parar, lo único que consiguieron fue que todo empeorara mucho hasta que
aquello se les fue de las manos…
Busqué excusas para huir,
para alejarme más de ti,
pues tengo claro el porvenir:
¡te cansarás de mí!
Yo necesito otra ilusión
porque la nuestra va a morir;
no pierdas tiempo y di: “adiós”.
Dejémoslo aquí y no hay más…
¡También a mí me duele romper!
No me preguntes la razón
porque no es fácil de explicar.
No marchitemos la pasión;
mejor dejarlo ya.
Volverá: ¡yo no te quiero perder!
Ya verás…
Un nuevo amanecer te abrazará el corazón;
retornarás a mis pies.
Perdóname:
esta vez me equivoqué.
Tú eres la persona
con la que quiero crecer;
que me hace sentir,
que me hace feliz,
Eres tú…
Eres mi amor perdido: una obsesión.
Por una mentira, por el miedo a perder,
sin gracia y sin humor, te rompí el corazón.
¿Para qué?
¡Perdóname!
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