lunes, 20 de octubre de 2014

NOVIEMBRE: revoluciones pendientes que sueñan con cambiar el mundo

Mogro, 20 de octubre de 2.014


Una distendida conversación en un 'piccolo appartamento' genovés me arrastró hasta "Noviembre", un falso documental dirigido por Achero Mañas en el año 2.003, protagonizado por Óscar Jaenada e Ingrid Rubio y que cuenta con la participación de artistas como Héctor Alterio, Juan Diego o Amparo Baró.
Gracias primita...


'Noviembre' era Alfredo: es difícil encontrar otra respuesta...

Madrid, septiembre de 1.997: un joven despeinado llega en bicicleta al centro en el que se van a llevar a cabo las pruebas de acceso a una escuela de teatro. Viste vaqueros y sudadera roja, y lleva un macuto negro en el que guarda una artesanal marioneta que él mismo hizo para su hermano.
Pasó la prueba. Fue admitido y lo dejó todo: familia, amigos...
Había llegado a Madrid desde Lorca (Murcia) y se instaló en La Nave, un edificio próximo a Lavapiés, abandonado y ocupado por un grupo de jóvenes que pretendían convertirlo en un centro cultural y de ocio.

Quería hacer teatro por él mismo y por los demás.
Quería hacer teatro porque creía que le serviría para comunicarse con sus semejantes, porque creía que podría ser un camino hacia el entendimiento y la comprensión, y porque le encantaría cambiar el mundo y creía que aún estaba a tiempo de hacerlo.
Quería hacer teatro, pero no soportaba a la gente que se quedaba sentada en su butaca, mirando, sin participar y sin expresar nada, como estatuas...

No tardó en dejar la escuela y junto a un grupo de compañeros fundó 'Noviembre', un colectivo cuyo objetivo era crear un teatro libre, independiente y gratuito, al margen de ayudas públicas y privadas, que no actuaría nunca en locales cerrados e iría a buscar al público allá donde se encontrara, disponiendo de una libertad que dispararía su creatividad.
Un colectivo que crearía un repertorio nuevo y propio, alejado de la adaptación de textos ajenos: pequeños escenas cómicas sin ninguna base argumental, improvisaciones muy simples que no necesitaban ningún tipo de explicación, juegos provocativos donde lo más importante era la espontaneidad que derivaron hacia una forma de teatro documental que les trajo serios problemas...


La fórmula funcionó durante un tiempo.
Después, la realidad se impuso a la utopía: firmaron un contrato con un pequeño productor teatral independiente que se convirtió en la sentencia de muerte de la agrupación. Perdieron la libertad y el deseo de hacer algo distinto, aquello que les hacía diferentes y les mantenía unidos. Empezaron a ser como los demás y perdieron su razón de ser.

"Antes soñábamos con cambiar el mundo; ahora sueño con que el mundo no me cambie a mí."

Hay personas que se venden al mejor postor.
Otras simplemente se rinden, y las hay también que se comportan del mismo modo durante toda su vida.
Las mejores son aquellas capaces de cambiar y evolucionar...


"El arte es un arma cargada de futuro"

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