sábado, 25 de enero de 2014

ANDRÉS SUÁREZ: me ha vuelto a mirar a los ojos pero esta vez le he sentido lejos

Santander, 11 de enero de 2.014

Creo que la primera vez que Andrés Suárez vino a cantar a Santander fue en 2.010 y lo hizo en un garaje rodeado de un puñado de curiosos. Diego y su familia le abrieron las puertas de su casa pero entonces yo aún no les conocía.
Al terminar el verano los responsables de 'La Casa del Abuelo' llegaron a un acuerdo con las chicas del Bokeh y gracias a unos y otros en Santander tuvimos la ocasión de conocer a un ramillete de cantautores asentados principalmente en Madrid o Barcelona y que hasta entonces no se habían prodigado mucho por nuestra ciudad (Lucas Masciano, Rafa Pons, Rebeca Jiménez...).
Después del verano la sala fue clausurada y la escasa respuesta que la iniciativa había tenido entre el público hacía imposible pensar en repetir la experiencia en algún otro local.

El verano siguiente el gallego regresó a Santander y los abuelos volvieron a abrirle las puertas de su casa.
Su público había aumentado y el garaje se quedó pequeño. El 27 de agosto de 2.011 Andrés Suárez y un puñado de gente que había creído en él desde el principio nos regalaron un concierto único: ¡en aquel jardín sí estaba yo!

A partir de entonces su carrera artística no ha dejado de crecer...
Comenzó a frecuentar salas con mayor aforo y se convirtió en un asiduo invitado al Black Bird Club.
En abril del año pasado publicó "Moraima", un disco grabado en directo que le abrió las puertas de las emisoras de radio y las listas de venta, y en noviembre colgó el cartel de 'no hay billetes' en La Riviera madrileña, con capacidad para dos mil cuatrocientas personas.
El éxito le sonríe. Se lo merece: ¡enhorabuena!


Hoy ha regresado a Santander y para poder satisfacer una mayor demanda de entradas ha cambiado las sombras del Black Bird Club por la frialdad del sálón de actos del Palacio de Congresos y Exposiciones, cuyo aforo ha completado igualmente.


Más público y más distancia...
Me ha mirado a los ojos pero le he sentido lejos.
La presencia a su lado de Alfonso Pérez, que hoy ha querido acompañarle al piano, no ha sido suficiente para encender la mecha. Tampoco él, por mucho que gesticulase frente a un teclado que no me pellizcaba, se ha colado en mi corazón.


La joven Elia Velo ha compartido canción y sueños con el gallego y la recta final del concierto ha sido algo más emocionante pero yo esperaba algo más de él.


No necesito que siga desgastando las siete letras de la palabra 'gracias' porque lo que ha conseguido se lo ha ganado él, pero la próxima vez que le tenga cerca espero que vuelva a rozarme la piel.
Hoy regaló sonrisas a mis sobrinos, y con eso basta, pero Andrés vale mucho más...

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