sábado, 7 de octubre de 2017

100 METROS: rendirse no es una opción

Santander, 14 de septiembre de 2.017


Ramón Arroyo es natural de Vizcaya, vive en Madrid, tiene cuarenta y seis años, está casado, tiene dos hijos y trabaja en una multinacional. Él fue uno de los deportistas que en 2.013 consiguieron completar el 'Ironman Challenge Barcelona', un exigente triatlón que implicaba nadar 3,8 kilómetros, andar en bici 180 kilómetros y correr 42,2 kilómetros. Ramón completó el recorrido propuesto por los organizadores de la prueba en algo menos de doce horas; la suya solo hubiera sido una gesta más -similar a las del del resto de participantes-, si no fuera porque detrás de su sudor se escondía una historia de auténtica superación. 


Diez años antes le habían diagnosticado una esclerosis multiple recurrente remitente, una enfermedad crónica degenerativa del sistema nervioso central que cursa con brotes esporádicos que pueden repetirse en el tiempo: la mielina -sustancia que recubre las células nerviosas-, resulta dañada y las órdenes del cerebro se ven interrumpidas, generando multidud de problemas neurológicos (motores, visuales, sensitivos...) que pueden dejar importantes secuelas.

Cuando Ramón habla de su enfermedad le gusta hacerlo en primera persona del plural para incluir a su mujer, pues, hace catorce años, cuando a él y a Inma les diagnosticaron la enfermedad, ellos eran todavía novios: casi todo su tiempo juntos lo han pasado con el diagnóstico encima de la mesa y ella ha sido un apoyo fundamental para él.



Sabían que no podían prevenir los brotes, ni las recaídas, pero eran conscientes de que estar en una condición física saludable sería beneficioso para su cuerpo: el deporte, junto con las terapias y tratamientos farmacológicos propuestos por sus neurólogos, mejorarían su calidad de vida. Les dijeron que no serían capaces de caminar ni cien metros, pero rendirse era una opción que no les llevaría a ningún sitio. Una noche de insomnio, a finales de 2.007, al comprobar que no podía coger en brazos a su hijo recién nacido, Ramón decidió que debía salir del pozo antes de que este se lo tragara: comenzó a correr y, poco a poco, consiguió completar carreras de diez kilómetros.



Después participó en medias maratones, maratones y triatlones, hasta llegar a completar su famoso Ironman, una prueba muy exigente que, con esclorosis múltiple o sin ella, no se puede preparar de un día para otro. Confiesa que cuando la enfermedad le da guerra se enfada, pero el resto del tiempo lleva una vida practicamente normal. Es consciente de que vendrán más brotes, pero trata de aceptarlo y aprovechar al máximo aquellos momentos en los que se encuentra un poco mejor.


Después de ver el 'Informe Robinson' protagonizado por Ramón, Marcel Barrena decidió trasladar su historia a las pantallas de cine para tratar de normalizar una enfermedad que, aunque es una putada, te deja hacer cosas...

"Si te enfrentas a la enfermedad, esta te va a ganar; tienes que entender que es tu mejor enemiga. Es como tener una mala compañera de baile: solo hay que estar atento -que no es poco- a que no te pise, y, con el tiempo, esta atención te permitirá ver las cosas con otra perspectiva, mostrándote otra forma de vivir."

El cincuenta por ciento de las personas con esclerosis múltiple no lo hacen público más allá de su entorno más cercano debido al desconocimiento: "lo que se desconoce se teme, y como se teme, se repudia"Ramón considera que la película "100 metros" (2.016), protagonizada por Dani Rovira, Alexandra Jiménez y Karra Elejalde, es un poderoso altavoz que permitirá dar a conocer de una forma real y respetuosa una enfermedad desconocida por la mayoría de la población.



Actualmente el diagnóstico es mucho mejor que hace diez años y, si se trata convenientemente desde el principio, las posibilidades de que la enfermedad sea incapacitante son mucho menores: "Don't be afraid, my friend!!!".



Todo me da vueltas: necesito respirar.
No me esperaba por tu parte algo así, sin avisar,
así que abrázame: hay tanto por andar...
Dicen que 100 metros es lo máximo que hay:
no me conformo, no lo quiero, sé que vamos a ganar.
Para sentir que puedo hacerlo,
será mejor que no estés lejos.
Solo prométeme que tú quieres bailar...
Cada amanecer voy a repetirme que,
si rendirme es una opción, no voy a seguirla.
Las ganas de luchar son más fuertes:
pueden más que todo lo que yo podía imaginar.
Tres de la mañana, mi cabeza: ¡basta ya!
Tantas imágenes cruzadas que ahora vienen y se van;
no te puedo negar el miedo que me da...
Hoy he decidido que solo voy a mirar el lado bueno de las cosas,
no me importa lo demás,
aprenderé a vivir con lo que hay.
(Amaya Montero, "100 metros")


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