Mogro, 16 de junio de 2.013
La distendida charla ofrecida hace unas semanas por Jorge Molist con motivo de la presentación de su última novela, "Tiempo de cenizas", ambientada en Roma durante los últimos años del siglo XV y los primeros del siglo XVI, me empujó a sumergirme en la intrigante historia de la familia Borgia.
Mientras en España los Reyes Católicos afrontan la reconquista de Granada, ordenan la expulsión de los judíos y envían a Cristóbal Colón a descubrir América, en el Vaticano muere el papa Inocencio VIII y se convoca un nuevo cónclave. El 11 de agosto una columna de humo blanco confirma la elección del nuevo obispo de Roma. De manera sorprendente y haciendo uso de todo tipo de sobornos y chantajes, el valenciano Rodrigo Borgia había conseguido inmiscuirse en la tupida red de intereses e influencias tejida por las familias italianas más poderosas de la época para convertirse en Alejandro VI, el nuevo papa de la Santa Iglesia Católica.
Ése es el punto de partida de "The Borgias", una serie de televisión inglesa estrenada en 2.011, creada por Neil Jordan y protagonizada por actores como Jeremy Irons, François Arnaud o Holliday Grainger.
Todos los capítulos de la primera temporada y la mitad de los de la segunda están escritos por el propio Neil Jordan, que supedita las emociones y las relaciones personales al rigor histórico.
Convertido ya en Alejandro VI, Rodrigo Borgia (Jeremy Irons) es consciente de los tejemanejes de las familias italianas desbancadas que, encabezadas por el cardenal Giuliano Della Rovere (Colm Feore), conspiran para destituirle acusándole de simonía y planean su asesinato.
Con el fin de reforzar su posición en el Vaticano una de las primeras decisiones adoptadas por el nuevo papa es la ampliación del colegio cardenalicio. Procede al nombramiento de trece nuevos cardenales, todos afines a los Borgia, garantizando de ese modo su papado.
El celibato sacerdotal obligatorio no se instauró de manera definitiva en la Iglesia Católica hasta el Concilio de Trento (1.545-1.563), como respuesta a la reforma protestante.
Hasta el siglo IV los sacerdotes podían casarse y tener hijos.
El Concilio de Elvira (306) estableció que los sacerdotes no podrían acostarse con su mujer la noche antes de decir misa y el Concilio de Nicea (325) decretó que los sacerdotes quedaban excluidos del casamiento aunque no impedía la ordenación de los casados.
Así, en 1.492 gran parte de los sacerdotes eran hombres casados y muchos de los obispos y cardenales mantenían relaciones con mujeres y tenían hijos, aunque no era habitual que éstos les reconociesen.
Cuando Rodrigo Borgia es nombrado papa mantiene una relación estable y pública con Vannozza Cattanei (Joanne Whalley), con la que había tenido cuatro hijos (Juan, César, Lucrecia y Jofre) a los que él si reconocía públicamente.
Convertido en Alejandro VI y con la excusa de preservar su buen nombre le aleja de su lado proporcionándole un confortable retiro en un gran palacio romano junto a sus cuatro hijos. Tiene entonces vía libre para acercarse a su nueva y joven amante: Julia Farnesio (Lotte Verbeek).
El celibato sacerdotal obligatorio no se instauró de manera definitiva en la Iglesia Católica hasta el Concilio de Trento (1.545-1.563), como respuesta a la reforma protestante.
Hasta el siglo IV los sacerdotes podían casarse y tener hijos.
El Concilio de Elvira (306) estableció que los sacerdotes no podrían acostarse con su mujer la noche antes de decir misa y el Concilio de Nicea (325) decretó que los sacerdotes quedaban excluidos del casamiento aunque no impedía la ordenación de los casados.
Así, en 1.492 gran parte de los sacerdotes eran hombres casados y muchos de los obispos y cardenales mantenían relaciones con mujeres y tenían hijos, aunque no era habitual que éstos les reconociesen.
Cuando Rodrigo Borgia es nombrado papa mantiene una relación estable y pública con Vannozza Cattanei (Joanne Whalley), con la que había tenido cuatro hijos (Juan, César, Lucrecia y Jofre) a los que él si reconocía públicamente.
Convertido en Alejandro VI y con la excusa de preservar su buen nombre le aleja de su lado proporcionándole un confortable retiro en un gran palacio romano junto a sus cuatro hijos. Tiene entonces vía libre para acercarse a su nueva y joven amante: Julia Farnesio (Lotte Verbeek).
A finales del siglo XV Italia no existía como estado y sus familias más poderosas gobernaban las diferentes provincias manteniendo un difícil equilibrio entre sí. A la sombra de Francia y España la influencia del Vaticano era decisiva en el orden del mundo cristiano. Rodrigo amaba a su familia y ansiaba consolidar su posición dominante en Roma.
Con ese fin nombra a su hijo primogénito, Juan (David Oakes), confaloniero y capitán general de los ejércitos papales, convierte a César (François Arnaud) en cardenal y concierta el matrimonio de su hija Lucrezia (Holliday Grainger) con Giovanni Sforza tratando de garantizar así la alianza de los Borgia con una de las familias más poderosas de Italia.
Con ese fin nombra a su hijo primogénito, Juan (David Oakes), confaloniero y capitán general de los ejércitos papales, convierte a César (François Arnaud) en cardenal y concierta el matrimonio de su hija Lucrezia (Holliday Grainger) con Giovanni Sforza tratando de garantizar así la alianza de los Borgia con una de las familias más poderosas de Italia.
La historia, sin embargo, discurre de un modo diferente al que él tenía previsto: su hijo Juan demuestra ser un pendenciero incapaz de cumplir con sus obligaciones, César -que demuestra ser su consejero más fiel y convierte al misterioso Micheletto (Sean Harris) en su brazo ejecutor- reniega de los hábitos impuestos y el matrimonio de Lucrezia con Giovanni se convierte en una fuente de problemas.
Mediada la segunda temporada Neil Jordan deja de firmar los guiones de la serie que concede a partir de ese momento un mayor protagonismo a los personajes centrándose en sus relaciones personales. En un primer momento este cambio de planteamiento capta la atención del espectador, que empatiza más con los protagonistas, pero el rigor con el que los acontecimientos históricos narrados hasta ése momento se habían abordado se tambalea y muy pronto el interés generado por la serie se difumina.
Se graba una tercera temporada pero ésta se finiquita bruscamente cancelando la proyectada cuarta entrega y dejando abiertos muchos frentes y mal cerrados otros.
Se trata de una serie interesante que nos permite aproximarnos a una familia vilipendiada por la historia disfrutando del extraordinario trabajo de los actores y de un vestuario espectacular pero que pierde consistencia a medida que avanza y se desmorona antes de tiempo dejándome un muy mal sabor de boca.
Se graba una tercera temporada pero ésta se finiquita bruscamente cancelando la proyectada cuarta entrega y dejando abiertos muchos frentes y mal cerrados otros.
Se trata de una serie interesante que nos permite aproximarnos a una familia vilipendiada por la historia disfrutando del extraordinario trabajo de los actores y de un vestuario espectacular pero que pierde consistencia a medida que avanza y se desmorona antes de tiempo dejándome un muy mal sabor de boca.
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