lunes, 27 de enero de 2014

MISÁNTROPO: dejemos la sinceridad a un lado y mostrémonos dignos de confianza

Santander, 18 de enero de 2.014


El equipo de Kamikaze Producciones ha vuelto a los teatros para trasladar al escenario una adaptación libre, firmada y dirigida por Miguel del Arco, de "El misántropo" de Molière.


"Misántropo" es nuestro tercer trabajo en compañía después de "La función por hacer" (2.009) y "Veraneantes" (2.011).
Kamikaze Producciones se está convirtiendo poco a poco en una compañía con vocación de estabilidad en estos tiempos inestables: "La función por hacer" sigue su andadura internacional solapándose con "Misántropo" con el mismo equipo creativo.
Decir que el teatro es un arte colectivo no es descubrir gran cosa, otra muy diferente es experimentarlo. Ser consciente y responsable de formar parte de un equipo. Entonces ya no quieres hacerlo de otra manera. Lo que no significa acomodarse, sino exprimir con alegría la posibilidad de profundizar en nuestra profesión, de asumir riesgos con la feliz confianza de que el equipo hará lo imposible por superarlos. Esto no disipa los vértigos, la incertidumbre ni las dudas. Tampoco lo pretendemos, son buenos compañeros de viaje.
Interrogantes, crisis, inseguridades, emoción... así comenzamos el abordaje de un texto mítico como "El Misántropo" de Molière. Escarbar, profundizar, investigar. Hacer el texto nuestro. Para que los personajes de Molière sean reflejos de hombres y mujeres del siglo XXI. Y lo hacemos con la alegría de sentir a Molière, autor, director, actor y empresario, a nuestro lado:
"Cuando pintáis héroes, hacéis lo que se os antoja. Son retratos a placer, en los que no se busca parecido, y no tenéis más que seguir los rasgos de una imaginación que levanta el vuelo y que abandona, con frecuencia, lo cierto para apresar lo maravilloso. Mas, cuando pintáis a los hombres, hay que hacerlo del natural. Se desea que esos retratos tengan parecido, y no habréis hecho nada si no lográis que se reconozca en ellos a las gentes de vuestro siglo" ("La crítica de la escuela de las mujeres").
Eso hemos intentado.
Miguel del Arco

Alcestes (Israel Elejalde), su protagonista, es un hombre amargado, defraudado por la falta de honestidad del género humano y la hipocresía de la sociedad que le rodea. La acción se desarrolla junto a la puerta trasera de una discoteca en la que se celebra una fiesta a la que él ha acudido junto a un puñado de amigos.


Su encuentro con Filinto (Raúl Prieto) al comienzo de la función constituye el momento más sólido y divertido de una representación que se sustenta en la extraordinaria adaptación firmada por Miguel del Arco, capaz de invitarnos a reflexionar sobre la condición del ser humano sin provocar nuestros bostezos.


Exasperado por una sobredosis de palmaditas en la espalda y sonrisas 'profident' nuestro protagonista afirma con rotundidad "si quieres a todo el mundo no quieres a nadie", a lo que su amigo responde atinadamente "sí, pero si les odias a todos terminarás odiándote a ti mismo". ¿Cuál es la delgada línea que separa la cortesía de la hipocresía?
"La sinceridad requiere valentía", exclama una de las protagonistas. Esto es cierto en muchas ocasiones pero otras muchas sirve para esconder un exceso de soberbia y de mala educación.

Presumir de la más absoluta sinceridad no es sino un ejercicio más de hipocresía: el ser humano se miente a si mismo constantemente. Resulta mucho más constructivo mostrarse digno de confianza...

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