sábado, 16 de agosto de 2014

EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS: ¡¡¡Oh Capitán, mí Capitán!!!

Mogro, 11 de agosto de 2.014


Veloz el tiempo vuela...
Coged la rosa mientras podáis porque,
la misma flor que hoy admiráis,
mañana estará muerta.
¡¡¡Carpe diem!!!
¡¡¡Vive el momento!!!


Haced que vuestras vidas sean extraordinarias porque, tarde o temprano, todos seremos pasto de los gusanos. Un día dejaremos de respirar, nos enfriaremos y moriremos...

La Academia Welton es una prestigiosa escuela privada de los EE.UU., antesala de la universidad para un puñado de chicos que, alejados de sus familias, encerrados entres sus sólidos muros, habrán de trabajar duro para cumplir las expectativas que sus padres han depositado en ellos.
El Sr. John Keating (Robin Williams) estudió aquí y sobrevivió. Ha regresado para cubrir la baja del profesor de literatura, jubilado recientemente. Sus extraños, originales y arriesgados métodos les ayudarán a pensar por si mismos, a defender sus propias convicciones, a mirar las cosas de un modo diferente, a buscar su propia voz y a saborear las palabras y el lenguaje.


Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana...
La medicina, el derecho, el comercio o la ingeniería dignifican la vida pero son la poesía, la belleza, el romanticismo y el amor las que nos mantienen vivos.


Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia.
Quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida.
Dejar de lado todo lo que no fuera la vida para no descubrir, en el momento de la muerte,que no había vivido...


En 1.989 Peter Weir dirigió "El club de los poetas muertos", una película protagonizada por Robin Williams ganadora del Oscar al mejor guión original.


Recuerdo haberla visto en el cine Los Ángeles...
Lloré cuando sus alumnos despedían al Sr. Keating puestos en pie sobre sus pupitres y exclamando "¡¡¡Oh Capitán, mí Capitán!!!" y hoy he vuelto a hacerlo.


Esta mañana Robin Williams ha muerto...
Su esposa, en un comunicado de prensa, ha pedido que la atención no se centre en las circunstancias que han acompañado a su fallecimiento sino en los incontables y emocionantes momentos de alegría y risa que el actor nos regaló. Yo lo he intentado...


La verdad es como una manta que siempre te deja los pies fríos: la estiras, la extiendes, y nunca es suficiente...
La sacudes, le das patadas, pero no llega a cubrirnos y desde que llegamos, llorando, hasta que nos vamos, muriendo, sólo nos cubre la cara mientras gemimos, lloramos y gritamos.
Descanse en paz...

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