domingo, 12 de abril de 2020

EL AIRE DEL PUEBLO HUELE A BIZCOCHO

Santander, 12 de abril de 2.020


El puñetero COVID-19 nos tiene a todos encerrados en casa; también a Vicky Gastelo, quien, ayer, en su perfil de facebook, publicaba la siguiente reflexión:


Muchas veces me dicen: “seguro que a tus sobrinos les enseñas a tocar y hacer canciones”; yo siempre respondo que no, pero que sí jugamos con la música, y con las palabras, y con las pinturas... Antes del confinamiento, Lucía, mi sobrina, hizo unos dibujos y creamos una exposición de castillos, a modo de museo, donde ella misma hacía una visita guiada a los visitantes, osea, a su padre, a su madre, a su hermano, a los abuelos, a los tíos y a todo el que hubiera ido por la casa. Fabricamos, también, unas entradas y con los céntimos que sacamos con estas cosas compramos, juntas, materiales para seguir creando.
Con las palabras hacemos lo mismo. Me invento todo tipo de juegos para fomentar su creatividad y es que no, sé si se ganará la vida con alguna disciplina artística, pero lo que sí sé es que ser creativo le ayudará a resolver todo tipo de problemas en su vida. Nadie puede cuestionar esto. Además, el arte le ayudará a poner nombre a las emociones, a encontrar refugio en una canción o en un poema…; si le ayuda pintar o escribir cuando salga de una oficina el día de mañana, el arte habrá cumplido su objetivo.
La antología de Gloria Fuertes es nuestro libro favorito. Escogemos unos poemas y después jugamos a rimar desde que tiene tres años. Solo pretendo descubrirle los pequeños tesoros que nos regalan la música, la literatura, la pintura y el arte en general. Uno puede comprar un libro, o un disco, pero yo les puedo enseñar a amar la música especialmente, y el arte en general. Podrían descubrirlo en un futuro, pero porque perdérselo hasta entonces.
Soy una maestra en la reserva que sigue pensando que el mejor maestro es el que despierta el amor por el conocimiento. ¡Buenos días!

Además, aprovechaba la ocasión para compartir con todos sus seguidores una hermosísima adaptación de un poema de Gloria Fuertes al que ella misma se encarga de poner música y voz:


¿Te imaginas un pueblo que se llamara “Chupilandia”? Sí, sí: ¡Chupilandia! ¿No? Pues sería algo así…

Las casitas de turrón,

las tejas de chocolate,

ventanas de mazapán
y las puertas de guirlache.
¡El aire del pueblo olía a bizcocho!
De azúcar las escaleras,
de tarta los balcones,
el suelo de calamero
y de chicle los salones.
¡El aire del pueblo olía a bizcocho!
Los muebles son de galleta,
el techo de polvorones.
¡El aire del pueblo olía…!
Dímelo tú: ¡…a bizcocho!
Las camas, todas de flan,
la almohada de mantequilla,
los libros de hoja de hojaldre,
la piscina de natillas.
¡El aire del pueblo olía a bizcocho!

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