Santander, 18 de agosto de 2.012
La Fundación Antonio Gades, fundada en 2.004, sólo unos meses antes de morir, por el genial bailarín y coreógrafo alicantino, establece como uno de sus objetivos fundamentales el velar por la conservación, el cuidado y la difusión de la danza española en general y del legado del propio Antonio Gades en particular.
La fundación, como depositaria de los derechos de la obra del coreógrafo, pone a disposición de la nueva Compañía Antonio Gades su archivo documental y gráfico así como las escenografías, vestuarios y atrezzos, todos ellos aspectos fundamentales para la correcta reconstrucción de la obra del maestro.
La Compañía Antonio Gades bajo la dirección artística de Stella Arauzo, es ahora la única responsable de poner en escena los ballets del coreógrafo alicantino y lo hace con el firme propósito de respetar los pilares característico de la obra de Gades: un lenguaje estético y depurado alejado de excesos y extridencias, arraigado en las tradiciones y la cultura del pueblo español y con una amplia capacidad expresiva.
"El baile no es un ejercicio; el baile es un estado de ánimo que sale a través de un movimiento"
(Antonio Gades)
La compañía ha encontrado un hueco en la programación de la XVI edición del Festival Internacional de Santander (FIS) para presentarnos esta noche dos piezas: "Bodas de Sangre" y "Suite Flamenca".
"Bodas de Sangre" es un ballet creado en 1.924 por Antonio Gades inspirado en la obra de Federico García Lorca y que narra la huida de una novia con su amante la noche bodas, la persecución llevada a cabo por el novio deshonrado y el trágico encuentro de los tres protagonistas.
Sin excesos ni oropeles, Antonio Gades construye una coreografía sobria y austera, contenida, en la que domina el ritmo y los tiempos narrándonos la huida y el enfrantamiento final en un baile pausado, al ralentí, cargado de expresividad.
"Suite Flamenca", por su parte, es una coreografía formada por siete piezas de baile flamenco tradicional en las que Antonio Gades plasmó su propio visión de este arte.
Destaca la soleá bailada por Stella Arauzo, que nos embruja con el movimiento de sus manos, y la ilusionante rumba con la que el cuerpo de baile cierra la coreografía, luciendo un precioso vestuario en el que destaca el vistoso contraste del blanco de los vestidos con el multicolor colorido del envés de los volantes, los zapatos y los adornos del pelo, a juego con la espalda de los chalecos de sus respectivas parejas de baile (¡guapísimos todos!), para ponerle el punto y final a la noche agrupados en el centro del escenario alzando sus manos hacia la luz cenital que les ilumina: ¡gracias, MAESTRO!
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