El Astillero, 7 de noviembre de 2.013
Hoy 'mis' peques estaban en catequesis pero tener sobrinos postizos me ha brindado la excusa que no necesitaba para sumarme a la divertida e instructiva vuelta al mundo que desde el escenario de la Sala Bretón han emprendido esta tarde los chicos de Teatro Mutis.
Sin necesidad de recurrir a ningún extraño individuo de traje blanco y a cambio de poco más que una esfera completa de mi minutero me han brindado la oportunidad de ganarle tiempo al tiempo para volver a ser niño durante un rato.
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La compañía de teatro segoviana sólo ha necesitado recurrir a cuatro cajones para poder viajar en coche de caballos, barco, tren y trineo, pero ha vuelto a hacer gala de una cuidada escenografía en la que, como siempre, destacan los fantásticos muñecos y títeres empleados.
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El equipo de Teatro Mutis ha sabido condensar ochenta días de viaje en un puñado de escenas respetando a los personajes creados por Julio Verne y sin dejarse llevar por la insultante moda de emborronar los clásicos para reescribirlos conforme al gusto de gente incapaz de contar sus propias historias.
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