martes, 10 de noviembre de 2015

LA RUTA DE LOS CAÑASTERIOS (IV) - LOGROÑO: Miguel Ángel también se hubiese tomado un pincho en la Calle Laurel

Logroño, 7 de agosto de 2.015


Nos instalamos en el Hotel NH Logroño y aprovechamos las últimas horas de luz del día para acercarnos a la concatedral de Santa María de la Redonda, situada junto a la calle Portales, presidiendo la Plaza del Mercado.


En 1.516 comenzó a construirse una nueva iglesia sobre el austero templo románico del siglo XII que en 1.435 había sido elevado a la categoría de colegiata. Las obras se prolongaron durante tres siglos y en 1.959 fue declarada concatedral, compartiendo desde entonces la condición de sede episcopal de La Rioja con las catedrales de Calahorra y de Santo Domingo de la Calzada.

Durante el siglo XVI se construyó en estilo gótico el cuerpo central de la iglesia, con ocho esbeltos pilares cilíndricos que sostienen unas airosas bóvedas de crucería, y en el siglo XVII el obispo Pedro González del Castillo hizo construir junto al altar mayor la Capilla del Santo Cristo cuyas modificaciones darían lugar posteriormente al deambulatorio que rodea el retablo mayor.


En el siglo XVIII se construyó en el trascoro la monumental Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles y en el exterior se completaron las dos fachadas laterales y se levantaron a los pies de la iglesia dos esbeltas torres gemelas de estilo barroco diseñadas por Martín de Beratúa formados por cuatro cuerpos superpuestos: dos de sección cuadrada y otro de sección octogonal sobre el que se alza como remate un vistoso chapitel cargado de pinaculos.


Custodiada por éstas se abre en el extremo occidental de la iglesia su puerta principal, diseñada por Juan Bautista Arbaiza y trabajada a modo de retablo.

Accedemos de modo gratuito al interior de un edificio formado por tres naves de igual altura con deambulatorio y varias capillas distribuidas entre los contrafuertes, a lo largo de los muros laterales, pero la oscuridad que nos envuelve nos obliga a rascarnos los bolsillos buscando alguna moneda de cincuenta céntimos con la que encender las luces que iluminan los rincones de la iglesia.


Nos desplazamos hasta la girola y tras el retablo mayor descubrimos una pequeña joya celosamente custodiada por los responsables del templo.


Se trata de una pequeña pintura al óleo sobre tabla atribuida a Miguel Ángel que representa un Calvario en el que aparece Cristo vivo flanqueado por las figuras de la Virgen Dolorosa, San Juan Evangelista y María Magdalena.


El pintor italiano pudo pintar este cuadro para su amiga Vittoria Colonna. En el British Museum y en el Louvre se conservan varios bocetos de un óleo en el que unicamente aparecían las figuras de Cristo, la Virgen y San Juan. Tras la muerte de Vittoria, Miguel Ángel recuperó el cuadro e incluyó la imagen de su amiga como María Magdalena abrazando la cruz de Cristo portando un pañuelo sobre los hombros simbolizando su viudez.
El cuadro fue adquirido en Roma por el obispo Pedro González del Castillo para decorar la capilla que se hizo construir en el siglo XVII junto al altar mayor para albergar su enterramiento.

Regresamos al exterior, damos un paseo y nos asomamos al río Ebro mientras dejamos que la noche caiga sobre nuestras espaldas.


Estamos cansados y no tenemos ganas de fiesta pero antes de regresar al hotel nos acercamos a la popular Calle Laurel. Nos hacemos hueco entre la marabunta y nos regalamos unos pinchos de champiñón y un par de cañitas en el Bar Ángel antes de irnos a dormir. Mañana más...






No hay comentarios:

Publicar un comentario