martes, 10 de julio de 2012

BAÑOS DE OLA: una fiesta sin excesos


Santander, 12-17 de julio de 2.011

A mediados del siglo XIX, siguiendo las nuevas corrientes higienistas y terapéuticas, la alta burguesía española comienza a utilizar las playas como elemento recreativo.  Se ponen de moda los “baños de ola”  que traen consigo un importante cambio en las costumbres sociales y culturales de los veraneos de la época.

El Sardinero es un lugar idóneo para la práctica de esta nueva actividad balnearia que transformará el lugar en un enclave privilegiado de la ciudad dotándole de nuevas edificaciones e infraestructuras y motivando la aparición de nuevas vías de comunicación que unan las playas con el centro.
Santander, y más concretamente El Sardinero, se convierten en centro neurálgico del turismo burgués en el norte de España pero la concurrencia  en nuestras playas se acrecienta aún más cuando a principios del siglo XX  y durante diecisiete años consecutivos, el rey Alfonso XIII y su familia deciden disfrutar del verano en Santander convirtiendo el Palacio Real de la Magdalena en su residencia veraniega.
Es entonces cuando El Sardinero se transforma definitivamente: se construyen residencias y hoteles, el Gran Casino de Santander, el hipódromo de Bellavista, el Campo de Polo o el Real Club de Tenis y Santander se equipara a otras importantes ciudades balneario de Europa como Biarritz, Cannes o Niza.

Hace ya un puñado de años el Ayuntamiento de Santander quiso rememorar esa época tan importante para nuestra ciudad celebrando los “Baños de Ola”, una fiesta que se celebra en torno a La Primera playa de El Sardinero a principios de julio y que marca el inicio del verano en nuestra ciudad.



Este año, del 12 al 17 de julio, se ha celebrado la XVII edición de estas fiestas que en esta ocasión se han articulado en torno a nuestro genuino juego de palas, con falla y exposición de carteles conmemorativo del mismo.
Durante seis días se ha podido participar en diversos talleres en la terraza de La Primera, dónde, de la mano de Escena Miriñaque hemos respirado el ambiente de la época y donde, como todos los años, se han instalado casetas de postales, libros, juguetes, dulces y barquillos.

En los jardines de San Roque se ha instalado un mercadillo marinero y en el auditórium hemos disfrutado al aire libre del recital de la Banda Municipal de Música y de la Compañía Lírica de Santander “Del cuplé a la zarzuela” o de la actuación de Sextetto Novecento “Música de cine para una noche de verano”.



Unas fiestas de carácter familiar en las que el relax y la contemplación se imponen frente a los habituales excesos de otros festejos.

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