lunes, 22 de abril de 2013

THE SPANISH PEASANT - 'CANCIONES DE HOJALATA PARA UNA TORTUGA SOLITARIA': medio pan, un libro y una pizca de música

Santillana del Mar, 20 de abril de 2.013

Este fin de semana en Santillana del Mar se ha celebrado la Feria del Libro, evento incluido en el programa de actividades previstas en la IV edición del Festival Arte Libro.



La Plaza Mayor se cubre de papel y tinta. Sus sillares, sus mampuestos y sus adoquines se visten con palabras y en todos sus rincones se imparten talleres, se comparten tertulias y se cuentan cuentos.

Cae la tarde. El sol se esconde. Refresca.
En los soportales de la plaza, frente a la Torre de Don Borja, Luisa, Santi, Gema y Javi desembalan sus instrumentos. No se me ocurre mejor envoltorio para las "Canciones de hojalata para una tortuga solitaria" que la centenaria piedra de la villa de las tres mentiras.

Resguardadas del frío se reparten sillas frente a un 'escenario' en el que se acumulan sonrisas y desde el que los chicos de The Spanish Peasant, cual juglares anclados en el tiempo, comparten su duende con nosotros.


Pablo Neruda, Groucho Marx, José Antonio Saramago y Federico García Lorca se unen a ellos y las palabras de unos se mezclan con las canciones de los otros para recordarnos que la poesía no ha muerto.
...
 
Discurso pronunciado por Federíco García Lorca en septiembre de 1.931, durante la inauguración de la Biblioteca Municpal de Fuente Vaqueros, su pueblo natal: 



"Medio pan y un libro"
Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.

Federico García Lorca

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