viernes, 26 de abril de 2013

SEGOVIA: UNA CAJA DE POSTALES (VI)

Segovia,11-13 de octubre de 2.012


Dejamos atrás el Alcázar.
Paseamos junto a la muralla de babor y desde la Puerta de San Andrés -también llamada Puerta del Socorro- vislumbramos, al otro lado del río Clamores, el antiguo cementerio judío situado en 'El Pinarillo'. Nos adentramos en la judería dejándonos guiar por las 'miguitas' repartidas por el suelo. Sus retorcidas calles resultan menos inquietantes a la luz del día.


El Centro Didáctico de la Judería, ubicado en parte de lo que fue la casa del rabino, banquero y político Abraham Seneor, tesorero mayor de la Corona de Castilla  durante el reinado de los Reyes Católicos, nos ayuda a comprender una cultura diferente a la nuestra mostrándonos cual fue la historia de los sefardíes de Segovia.


La comunidad judía aquí tenía una cierta independencia económica y jurídica constituyendo una aljama de la que se conservan documentos que se remontan al siglo XIII.  La población judía, dedicada a actividades de muy diversa índole (justicia, comercio, artesanía, medicina, farmacia...), vivía entonces diseminada por toda la ciudad, sin enfrentamientos civiles ni religiosos con sus vecinos cristianos. La comunidad llegó a poseer cinco sinagogas, varias madrasas (escuelas o lugares de estudio), mikve (espacio donde se llevan a cabo los baños de purificación prescritos por su religión) y matadero propio.
A principios del siglo XV los judíos son acusados de profanar una sagrada forma en el interior de la Sinagoga Mayor y tras la promulgación en 1.412 por parte de Catalina de Lancaster, de las Leyes de Ayllón, destinadas a favorecer su conversión al cristianismo, son obligados a vivir en una zona concreta de la ciudad, dando lugar durante el reinado de Enrique IV a la primera judería situada en torno a la actual Plaza de la Merced.
Sorprendéntemente los judíos segovianos se recuperaron de esta situación desfavorable y poco a poco volvieron a instalarse fuera de los límites impuestos. Sin embargo durante el reinado de los Reyes Católicos su situación cambió de nuevo y tras las Cortes de Toledo de 1.480 fueron de nuevo confinados en una segunda judería situada junto a la muralla sur de la ciudad, entre la Puerta de San Andrés y la Puerta del Sol, y cerrada intramuros con ocho puertas más. En 1.492, tras el decreto de expulsión dictado por los Reyes Católicos, los judíos abandonan definitivamente la ciudad y la judería pasó a llamarse 'Barrio Nuevo'.

Abandonamos la judería y desembocamos en la plaza mayor, epicentro de un ramillete de calles que desembocan en ella haciéndola menos hermética que las tradicionales plazas castellanas.



Su forma irregular tiene su origen en el hundimiento en 1.532 de la iglesia de San Miguel, en cuyo atrio fue proclamada Isabel La Católica reina de Castilla en 1.474, que ocupaba la parte central de la misma y que fue reconstruida después en uno de sus laterales.

La plaza, adornada con un puñado de árboles y un templete, está envuelta por edificios de tres o cuatro alturas con soportales entre los que destaca el Ayuntamiento (1.610), con fachada de granito y torres con chapiteles de pizarra, y el Teatro Juan Bravo (1.917).




Reponemos fuerzas en un restaurante cercano.
Degustamos un sabroso lechazo asado en horno de leña y regado con un vino tinto de la ribera del Duero y, con el estómago lleno, nos dirigimos a la catedral.


Tras la destrucción en 1.521, durante la Guerra de las Comunidades, de la Catedral de Santa María,  situada frente al Alcázar, el rey Carlos I propusó al cabildo la construcción de una nueva seo.
La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y de San Frutos, conocida como 'la Dama de las Catedrales', es una de las últimas catedrales góticas de nuestro país, aunque posee algunos rasgos referentes al tratamiento del espacio y la luminosidad que responden a una estética renacentista.


La sobriedad, robustez y monumentalidad propias del gótico tardío restan vistosidad al exterior de un edificio cuya planta tiene forma de cruz latina y que consta de tres naves con bóvedas góticas que se alzan a más de treinta metros de altura flanqueadas por capillas auxiliares, crucero y girola rodeada de capillas radiales.



Las obras comenzaron en 1.525 conforme al proyecto y los planos firmados por el maestro constructor montañés Juan Gil de Hontañón, natural de Rasines.
Su muerte, un año después, propició que la dirección de las obras fuese asumida primero por su hijo, Rodrigo Gil Hontañón, y posteriorrmente por el segoviano García Cubillas que participaba en los trabajos desde el comienzo de las obras.
En 1.550 ya estaban hechas las tres naves y sus cubiertas, desde los pies hasta el crucero, se había levantado la robusta torre exenta hasta el cuerpo de campanas y había sido trasladado piedra a piedra el claustro original de la antigua Catedral de Santa María, del siglo XV y obra de Juan Guas.
García Cubillas fallece en 1.559 y de nuevo recoge el testigo de las obras Rodrigo Gil de Hontañón que se mantendría al frente de los trabajos hasta su propia muerte en 1.577.
Para entonces ya se había terminado el crucero de la nueva catedral, abierta al culto desde 1.567, y se había alcanzado el arranque de las bóvedas de la girola.
Juan de Mugaguren fue el encargado de cerrar las bóvedas del crucero, terminar los brazos del transepto, reponer el chapitel de madera con que se remataba la torre -que alcanza los ochenta y ocho metros de altura-, destruído por un rayo, sustituyéndolo por una cúpula herreriana similar a la del crucero, y construir la puerta neoclásica de San Frutos por la que nosotros accedemos al interior del templo.










2 comentarios:

  1. tengo mucho material de castilla y leon si necesitas algo dimelo

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  2. Hola, alguien me puede decir qué tipo de árbol es el que hay en la plaza mayor o delante de la catedral y en el jardín del Alcazar?

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