jueves, 1 de mayo de 2014

EXPLOTACIONES MINERAS DE LA SIERRA DE PEÑA CABARGA (III): un paseo por su vertiente sur

Santander, 11 de marzo de 2.014


A finales del siglo XIX, la mayor parte de las minas de Peña Cabarga se encontraban situadas en su vertiente sur mientras que los puntos de embarque del mineral estaban al otro lado de la montaña. 
Para transportar el material extraído unas compañías optaron por atravesar la sierra por su cumbre mientras que otras lo hicieron por bordearla por su extremo oriental.
Es el caso de la Sociedad Echevarría y Picavea y de la Compañía Minera Herrero, que en 1.898 comenzaron la construcción de sendos ferrocarriles en la ladera sur de la sierra.


El ferrocarril "Minas de Heras" formaba parte del proyecto ideado por Federico Echevarría y Rafael Picavea para conducir el mineral desde la parte baja de sus concesiones hasta el lavadero que en 1.897 habían empezado a construir al pie del extremo oriental de la montaña.
Para el transporte y embarque del mineral lavado firmaron un contrato con la Compañía del Ferrocarril Santander-Bilbao en virtud del cual ésta se comprometía a construir un ramal de unos dos kilómetros de longitud que permitiese trasladarlo desde los depósitos de material, situados junto a los lavaderos, hasta la estación de Heras y el cargadero de la compañía, situado en la ría de Tijero, aguas arriba del muelle de San Justo (propiedad de Minas Complemento).
A finales de 1.899 se constituyó la compañía Minas de Heras, que obtuvo la cesión de las minas de Echevarría y Picavea en la ladera sur de Peña Cabarga y también de su ferrocarril, cuyo trazado prolongó por la Vega del Rao para dar servicio al resto de minas que proyectaba explotar. De ahí que, a partir de un punto situado a unos siete kilómetros del lavadero, se construyesen varios apartaderos a los que llegaban los tranvías y planos de las minas más altas de la compañía. La prolongación más importante sería la que había de llevar el ferrocarril desde Valcaba hasta 'Mina Pepita' y 'Mina Mónica' a lo largo de casi cuatro kilómetros, con lo que el ferrocarril alcanzó una longitud total de once kilómetros.

La Compañía Minero Herrero, por su parte, comenzó en 1.998 la construcción de un ferrocarril denominado "Minas de Cabarga" con el que transportar el material extraído de sus minas, situadas en la vertiente sur de Peña Cabarga, muy próximas a las de Echevarría y Picavea, hasta un lavadero situado en una concesión en la marisma de la Ría de Tijero, junto a la estación de Heras.
La línea tenía una longitud superior a los diez kilómetros y medio y su trazado era similar al del ferrocarril proyectado por Echevarría y Picavea. En sus primeros tramos recogía el material procedente de las minas mediante planos inclinados y tranvías aéreos y lo trasladaba hasta el lavadero de Herás. El mineral lavado era cargado en vagones de la compañía y transportado utilizando el ferrocarril Santander-Bilbao.

Aprovechando los primeros rayos de sol de una incipiente primavera me desplazo hasta la vertiente sur de nuestra montaña pero contemplar de cerca los restos de aquellos caminos de hierro.


Dejo el coche en Cabárceno, a la entrada del parque, junto al recinto de los elefantes, y me acerco al Lago Acebo, que en sus orígenes fue un depósito de agua destinado al lavado del mineral y que actualmente ha sido recuperado convirtiéndolo en una agradable zona de esparcimiento.


Tomo un sendero que lo rodea por el norte y busco un camino rural que entre verdes prados se desliza hacia el este para llevarme al barrio de La Mazuga, en Penagos.


La carretera me conduce hasta las últimas casas del barrio para tomar un camino que serpentea ya por las faldas de la sierra ascendiendo envuelto por una densa masa forestal antes de tomar un desvío a la derecha que habrá de conducirme hasta el trazado de uno de los ramales del antiguo ferrocarril 'Minas de Heras'.




Empiezo a vislumbrar restos de las antiguas infraestructuras mineras y después de atravesar varias trincheras excavadas en la roca llego a los Pozos de Valcaba, un paraje de gran importancia ambiental debido a la coexistencia de varios ecosistemas diferentes constituido por dos lagos artificiales destinados al lavado del mineral.




Dejándoles atras y siguiendo los pasos del antiguo ferrocarril llego al barrio de Tarriba, en Pámenes. Abandono enseguida el asfalto para tomar un desvío a la izquierda, junto a unos columpios, que habrá de devolverme al pasado.
Ignorando de momento la desviación que conduce a 'Mina Colorá', continuo caminando hacia el este, siguiendo el trazado de los ferrocarriles que hace más de cien años recorrían estos parajes y que, en esta zona, abandonaban las profundas trincheras para deslizarse sobre amplios terraplenes hoy cubiertos de verde.




Llego al Pozo del Cubón, otro antiguo lavadero, y me reencuentro con el asfalto. La carretera asciende hacia el barrio de La Cuesta...
Probablemente fuese ése el camino correcto pero yo prefiero serle fiel a los vestigios del desaparecido ferrocarril y me dejo arrastrar hasta el barrio de La Encina.


El camino se acaba. Barajo la posibilidad de volver sobre mis pasos pero opto por saltar un par de alambradas y enfrentarme al amenazante ladrido de varios perros y la inquietante mirada de un puñado de vacas. Poco después encuentro el camino que ha de llevarme hasta el barrio de Rioz, en Sobremazas.



Desde aquí la carretera busca ansiosa el hueco existente entre el extremo oriental de la Sierra de Peña Cabarga y el Pico del Castillo para cruzar a la otra vertiente de la montaña. Paso junto a las instalaciones de la Granja La Mina y me encuentro con una extensa lámina de agua.


El Embalse de Heras fue construido en 1.897 por la Sociedad Echevarría y Picavea junto al arroyo Cubón para garantizar la abundancia y regularidad del caudal necesario para llevar a cabo las operaciones de lavado del mineral extraído de las entrañas de la montaña. En la actualidad el embalse es propiedad de la empresa Global Steel Wire (GSW) y sus aguas son empleadas para la refrigeración de circuitos en su fundición de Nueva Montaña.



Desde aquí el mineral todavía tenía que ser transportado hasta Heras pero las infraestructuras actuales hacen que ahora sea difícil seguirle la pista a aquellos trazados.

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