martes, 4 de marzo de 2014

EL MÉDICO: nos esperan muchas cosas buenas y el viaje será genial

Santander, 23 de enero de 2.014

Noah Gordon publicó "El médico" en 1.986. No era su primera novela pero obtuvo con ella un éxito tan abrumador que supuso la reedición de algunas de sus obras publicadas anteriormente como "El rabino" (1.965), "El comité de la muerte" (1.969) o "El diamante de Jerusalén" (1.975).

El escritor estadounidense, periodista de origen judío, no se ha prodigado mucho. Tras el lanzamiento de "El médico" escribió otras dos novelas con las que completó una trilogía construida en torno a la medicina y a los avatares de la familia Cole: "Chamán" (1.992) y "La doctora Cole" (1.996).
Desde entonces sólo ha publicado dos novelas más, ambas de carácter histórico y ambientadas en España, país por el que dice sentir un profundo afecto: "El último judío" (1.999) y "La bodega" (2.007).

Recuerdo haber leído "El médico" hace muchos años. Me lo dejó mi prima Elena y su lectura me enganchó.
Esta novela se convirtió también en uno de lo libros favoritos de una muy buena amiga que hace un par de años quiso que los Reyes Magos contribuyesen a completar mi biblioteca con uno de sus ejemplares. Lo volví a leer y sus páginas me cautivaron de nuevo.

¿Por qué escribí "El médico"?
Las vidas de los escritores deben ser medidas por intervalos de trabajo. Cada vez que acaban un libro se enfrentan a la misma pregunta, una y otra vez: "¿cuál debe ser mi próxima trama?".
Recuerdo pensar que el conflicto más dramático que podía imaginar era la constante lucha entre la profesión de médico y la muerte.
Una de las máximas de la escritura es que uno debe escribir sobre aquello que conoce. Durante años trabajé el campo de la medicina desde los periódicos. Ya había escrito "El comité de la muerte", una novela sobre médicos actuales. Para ampliar mis conocimientos sobre la materia y documentarme para la novela asistí a varias conferencias sobre mortalidad en dos hospitales de Boston y trabajé como voluntario en un quirófano.
Pero en esta ocasión debía investigar sobre un periodo anterior. Me fascinaba el hecho de que en la Edad Media las únicas escuelas de medicina con prestigio fueran las de los países islámicos. Aprendí que justo antes de las Cruzadas, el deterioro de las relaciones cristiano-musulmanas fueron un obstáculo para los estudiantes de medicina cristianos que querían asistir a las escuelas de medicina islámicas.
Los judíos, sin embargo, sí eran aceptados.
Entonces fue cuando me pregunté qué pasaría si un diligente estudiante cristiano del oeste viajara a Oriente Medio, haciéndose pasar por judío, para adquirir los mejores conocimientos en medicina del momento...
(Noah Gordon)


Hace unas semanas me sorprendió ver en las pantallas de algún cine el anunció del estreno de una adaptación cinematográfica llevada a cabo en Alemania, dirigida el año pasado por Philipp Stölzl y protagonizada por Tom Payne, Ben Kingsley, Stellan Skarsgard, Olivier Martínez y Emma Rigby.


Estaba convencido de que la película me iba a decepcionar pero quería verla y comprobarlo por mi mismo, y lo cierto es que hoy me he llevado una grata sorpresa.

La novela narra las peripecias de un joven inglés que deja atrás lo poco que tiene dejándose guiar por la que es su auténtica vocación: la medicina. Confiere un carácter esotérico a la intuición del profesional sustentando sobre él el oscurantismo y el fetichismo con el que desde siempre nuestra sociedad ha contemplado los avances médicos e invita al lector a cuestionarse siempre los conocimientos recogidos en los libros porque nada de lo contenido en ellos es absolutamente cierto.





Aunque, como casi siempre, la lectura del libro resultó mucho más apasionante, la adaptación merece mucho la pena.
No entiendo la necesidad de llevar a cabo algunos cambios que no afectan al desarrollo de la trama y comprendo que las limitaciones del metraje no permitan desarrollar más y mejor las personalidades de los protagonistas.
Por suerte, yo había leído la novela antes.

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