viernes, 2 de mayo de 2014

MILÁN y GÉNOVA: exuberancia y personalidad (I)

Milán, 4-6 de abril de 2.014


Avión barato hasta Bérgamo y una hora de autobús: poco después de las ocho de la tarde estoy con Mari en la Stazione Milano Centrale. Tras su paso por Barcelona está completando su residencia en el hospital pediátrico Istituto Giannina Gaslina de Génova y vamos a pasar el fin de semana juntos en Milán.

Echamos a andar por Via Vitrubio y Corso Buenos Aires y nos dirigimos a nuestro hotel, 'La Corte de Milán', situado en las inmediaciones de Porta Venezia, una de las antiguas entradas a Milán cuyo origen se remonta a las murallas medievales de la ciudad y cuyo diseño actual, formado por dos compactos edificios gemelos de estilo neoclásico que albergan oficinas de aduanas y flanquean el antiguo acceso noreste de la ciudad, responde a la reforma propuesta a finales del siglo XVII por el arquitecto Giuseppe Piermarini.



El hotel es en realidad un hostal con habitaciones grandes y limpias articuladas en torno a un encantador patio central.
Nos instalamos, cenamos, cruzamos Porta Venezia y paseamos.
Llueve...

Llegamos a la Piazza San Babila y sentimos que el Duomo tiene que estar cerca: la ciudad se lava la cara, las calles se vuelven peatonales y los escaparates se visten de gala.
Recorremos Corso Vittorio Emanuele II y pronto nos topamos con las amplias vidrieras del abside de la la catedral.


La flanqueamos por su lado norte y llegamos a la Piazza del Duomo para admirar la fachada principal del templo, que consta de cinco portales flanqueados por esbeltas pilastras coronadas por afiladas agujas que se alzan hasta tocar el cielo.




En uno de sus laterales se abre la Galleria Vittorio Emanuele II, un espacio singular diseñado por Giuseppe Mengoni y construido entre 1.865 y 1.877. La galería, predecesora de los actuales centros comerciales, conecta la Piazza del Duomo con la Piazza della Scalla y está formada por dos amplias calles peatonales perpendiculares entre sí cubiertas por sendas bóvedas de hierro fundido y cristal que se cruzan para engendrar un amplio espacio central de planta octogonal cubierto por una lujosa cúpula transparente.




El hermoso entramado de vidrio y metal resguarda algunos de los restaurantes y locales comerciales más exclusivos de la ciudad frente a los que se extiende una hermosa alfombra de teselas con las que, en el cruce de calles, se dibujan los escudos de cuatro capitales italianas: Roma, Milán, Florencia y Turín.




Buscamos la imagen del toro de Turín y cumplimos con la tradición: cuentan que si pisas con el talón sus genitales y das tres vueltas sobre ti mismo al tiempo que piensas un deseo, éste se cumple y además no tardas en volver a Milán.
Con los deberes hechos regresamos al hotel.
Mañana más...


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