jueves, 3 de septiembre de 2015

TROYA: ¿recordarán nuestros nombres cuando ya no estemos aquí?

Mogro, 28 de agosto de 2.015


Los hombres vivimos obsesionados por la inmensidad de lo eterno, por eso nos preguntamos: ¿tendrán eco nuestros actos con el trascurrir de los siglos? ¿Recordarán nuestros nombres cuando ya no estemos aquí? ¿Se preguntarán quiénes eramos, el valor que demostramos en la batalla o lo apasionados que fuimos en el amor?


En 2.004 el alemán Wolfgang Petersen -autor de películas como "La historia interminable" (1.984) o "Estallido" (1.995)- dirigió "Troya", una superproducción de dimensiones épicas protagonizada por Brad Pitt, Eric Bana, Orlando Bloom, Diane Kruger y Rose Byrne, con una fantástica banda sonora firmada por James Horner y una excelente fotografía, basada en el poema épico "La Ilíada", atribuido al griego Homero, que narra los acontecimientos acaecidos durante el último año de la guerra de Troya.

Hace 3.200 años, tras décadas de hostilidades, Agamenón (Brian Cox), rey de Micenas, fuerza a los reinos de Grecia a unirse en una frágil alianza.
Su hermano Menelao (Brendan Gleeson), rey de Esparta, hastiado de guerras pretende sellar la paz con Troya, el más poderoso rival del emergente poder griego, y brinda por ello con Héctor (Eric Bana) y Paris (Orlando Bloom), príncipes troyanos hijos de Príamo (Peter O'Toole) y emisarios suyos: "¡Que los dioses guarden al lobo en la colina y a la mujer en nuestro lecho!"

Antes de que Paris llegara a Esparta, Helena (Diane Kruger), esposa de Menelao, era tan solo un fantasma que paseaba, comía y nadaba en el mar. Ahora teme verle zarpar sabiendo que nunca regresará, pero las cosas no tienen porque ser así: si se va con él nunca estarán a salvo, pues los hombres les perseguirán y los dioses les maldecirán, pero él le amará hasta el día en que incineren su cuerpo...
Paris se cree un experto en el amor pero es tan sólo un romántico irresponsable que raptando a su amante ha mancillado el nombre de su padre y que hará que su pueblo sufra mientras él disfruta de su trofeo.

Herido en su orgullo, Menelao recurre a su hermano para declararle la guerra a Troya: quiere ver a sus enemigos reducidos a cenizas y matar a Helena con sus propias manos.
Aquiles (Brad Pitt), considerado el más poderoso guerrero jamás nacido, lucha junto al ejército griego, pero es un hombre sin bandera ni lealtad a patria alguna y su desdén por el mando de Agamenón amenaza con desmembrar la ya de por sí débil coalición.
Si hubiera permanecido en Larisa quizás hubiese encontrado la paz, conocido a una mujer maravillosa y tenido hijos que le habrían amado y recordado, pero cuando ellos muriesen su nombre se perdería para siempre. Prefirió unirse a los griegos y viajar a Troya buscando la gloria: los hombres narrarán sus victorias durante miles de años y el mundo entero conocerá su nombre aunque para entonces no quede ni el polvo de sus huesos.

"Los dioses nos envidian porque somos mortales y cada momento que vivimos podría ser el último."

Los griegos desembarcaron en Troya y sitiaron la ciudad. 
Devolver a Helena a Esparta hubiese sido la mejor opción pero el viejo rey Priamo se creía intocable tras los altos muros de Troya.
El ingenuo Paris piensa que esta guerra no es un conflicto entre naciones sino una disputa entre dos hombres que aman a la misma mujer y aunque nunca ha matado a un hombre ni ha visto morir a nadie en combate reta a Menelao por el derecho a Helena.
Su hermano Héctor ha matado a muchos: los ha visto y oído morir y sabe que no hay nada de poético ni glorioso en ello. Es consciente de que el sacrificio de su hermano hubiese sido en vano pues no es posible que cincuenta mil griegos hayan cruzado el mar solo para verle luchar a él. A Agamenón no le preocupa el honor de su Menelao sino aumentar su poder y que los troyanos se sometan a su mando. Siempre ha vivido conforme a una regla: "honra a los dioses, ama a tu esposa y defiende a tu patria". Apolo no luchará por ellos así que habrá guerra...

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