jueves, 18 de febrero de 2016

VIKINGOS (temporada 3): quién sabe lo que nos depararán los dioses...

Santander, 18 de febrero de 2.016


El rey Aellen y el rey Ecberth se habían fundido en un amistoso abrazo con el fin de proteger sus reinos y hacerlos más fuertes pero ni siquiera la destrucción total de las huestes nórdicas acabaría con sus incursiones.


La única forma de acabar con éstas sería llegar a un buen acuerdo favorable para ambos bandos y mientras tanto, contratar sus servicios como mercenarios podría ayudarles a conquistar Mercia, un reino vecino inmerso en una cruenta guerra civil. El rey Ecberth accedió a entregarles un gran tesoro y cinco mil acres de buenas tierras de cultivo con tal de evitar nuevos saqueos de sus territorios. Las huestes vikingas aceptaron el trato y regresaron al norte pero unos pocos permanecieron en Wessex dispuestos a luchar por la princesa Kwenthrith (Amy Bailey), de Mercia, a cambio de una buena paga...

Odín obligó a jurar a todo el mundo que Volder estaría a salvo, pues nadie debía hacer daño a su hijo predilecto, pero los dioses desafiaron su juramento: le tiraron piedras y dardos, le golpearon con hachas y le atacaron con espadas, pero parecía que nada podía herirle. Todos se alegraron de que fuera imposible hacerle daño, excepto Loki que, ladino, observaba con disguto e impaciencia como Volder era inmune a todo tipo de ataques: ¡debía encontrar la forma de matarlo!



La vida de Bjorn estaba en peligro pero su destino era casarse con la hija de un rey. El rey Horik pretendía asesinar a su padre y a todos sus vástagos pero los dioses no estaban de su lado. Perdió la cabeza y Ragnar se convirtió en rey de toda Jutlandia.
Cuando el hielo se rompa los vikingos volverán a Wessex y reclamarán la tierra que el rey Eckberth les prometió: ¡ése es su sueño!



Las tropas de sus enemigos habían vencido al ejército de Kwenthrith de Mercia y sus mercenarios han muerto. El rey Eckberth respetará el acuerdo al que llegó con Ragnar pero pretende que los vikingos se unan a la causa de la princesa Kwenthrith. Eso no formaba parte del trato pero con la esperanza de crear un larga y próspera amistad el rey de Jutlandia y sus hombres participarán en una guerra que nada tiene que ver con ellos mientras Lagertha permanece en Wessex para establecer el asentamiento y ayudar a su pueblo a cultivar la tierra y crear un lugar en el que vivir.


Afianzada su colonia en suelo inglés, tras derrotar al tío de la princesa Kwenthrith, los vikingos regresaron al norte. Ragnar planeaba conquistar París. Su objetivo era encontrar la boca del Sena, remontarlo y conquistar la capital de los francos. Una gran flota asedió la ciudad durante meses...



La muerte de Athelstan (George Blagden) le había trastornado. El monje capturado en el monasterio de Lindisfarne durante la primera incursión vikinga en tierras inglesas se había convertido, con el paso del tiempo, en su amigo y confidente. Su pérdida parecía haber llenado su cabeza de fantasmas...


No son los vivos, sino los muertos, quienes conquistarán París.

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