viernes, 15 de diciembre de 2017

PARÍS: una cita pendiente (VI)

París, 11-14 de diciembre de 2.016

Dejamos atrás la colina de Montmartre. Cogemos el metro y nos desplazamos hasta la Place de l'Opéra. Frente a nosotros se alza la fachada principal de la Opera Garnier, uno de los edificios más característicos del paisaje urbano impuesto por Napoleón III y el barón Haussmann a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX.


Cae la noche. Oscurece. Se encienden las luces de Navidad y nos acercamos al bulevar Haussmann, una de las calles más comerciales de París.


Cada año, durante estas fechas, los escaparates de las Galerías Lafayette y de los grandes almacenes Printemps-Haussmann se llenan de luz, color y magia. Patrocinados por exclusivas marcas de lujo, prestigiosos decoradores diseñan escenarios de ensueño para unas vitrinas a las que se acercan multitud de curiosos, ansiosos por sumergirse en el fascinante mundo escondido en su interior.

Las galerías Lafeyette-Hausmann constituyen la mayor superficie comercial del mundo occidental. Fueron fundadas en 1.893 y dada su cifra de negocios se han covertido en uno de los principales almacenes de Europa. Este año sus escaparates muestran las desventuras de una simpática pandilla de osos polares y un puñado de revoltosos pingüinos perdidos en un país helado, cubierto por la nieve...




Los escenarios propuestos por las galerías Lafayette son elegantes y destilan poesía, pero resultan un tanto fríos. Más vistosos y coloridos son los de las vitrinas de Printemps-Haussmann. 


Los almacenes Printemps-Haussmann fueron fundados en 1.865 y desde entonces, cada año, por estas fechas, sus escaparates recrean mundos fascinantes poblados por simpáticos personajes animados que hacen las delicias de los visitantes. Los protagonistas en esta ocasión son Jules y Violet, dos niños, curiosos e intrépidos, que viven en primera persona los entresijos de la Navidad más consumista...







Llevamos todo el día caminando y ya va siendo hora de darse un respiro, pero París se ha puesto sus mejores galas para nosotros y no podemos dejarla en la estacada: el negro de la noche le sienta bien a la iluminada piel de sus lujosos edificios...

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