sábado, 13 de octubre de 2018

EVA, UNA AVENTURA DE LORENZO FALCÓ: la última carta la juega la muerte

Santander, 29 de agosto de 2.018


Las Navidades del año pasado llegaron cargadas de libros procedentes de Santurce. Elegidos al azar, a mi cuñado le tocó “Eva” (2.017), segunda entrega de la serie “Falco” firmada por el académico Arturo Pérez-Reverte, autor de obras como “El club Dumas” (1.993), “La piel del tambor” (1.995), “La carta esférica” (2.000) o “La reina del sur” (2.002). Sin saber muy bien cómo, casi sin querer, su novela ha caído en mis manos…



“Para un marino a bordo de un barco, lo mismo que para el soldado en la batalla o para el feligrés arrodillado ante un sacerdote, la enormidad de la propia insignificancia resulta tan evidente que el único consuelo es imaginarse gobernado por hombres que posean certezas en lugar de preguntas.”

Me gustan sus escenarios, descritos en blanco y negro, y la mordacidad de sus personajes, paridos a imagen y semejanza del autor. El argumento es lo de menos…

Nada más estallar la guerra, el Gobierno de la República, con el fin de evitar que las reservas de oro nacionales cayeran en manos del enemigo si este tomaba Madrid, las sacó en secreto del Banco de España y las envío a Cartagena para, desde allí, embarcarlas rumbo a Moscú y financiar, de paso, el suministro de material armamentístico.

Estamos en 1.937. En marzo aún quedaban unas treinta toneladas de oro en los polvorines cartagineros. Hace poco fueron cargadas a bordo del ‘Mount Castle’ -un buque fantasma que lleva varios meses esquivando las unidades de superficie nacionales y los submarinos italianos que echan una mano a los franquistas en el Mediterráneo-, para trasladarlas a Odessa y, desde allí, a Moscú. El mercante zarpó del puerto de Cartagena escoltado por un destructor republicano que se retiró en cuanto ambos se toparon con los nacionales. El ‘Mount Castle’ buscó refugió en el puerto de Tánger, ciudad neutral con estatuto internacional; un lugar corrupto en el que todo se puede comprar. Un destructor nacional, el ‘Martín Álvarez’, lo espera en la bocana…
El objetivo de los republicanos es que les permitan zarpar escoltados y con garantías, mientras que, lo que pretenden los nacionales es que el barco y su carga les sean entregados en el puerto mismo, como presa legítima, o bien se le fuerce a salir a aguas internacionales para poder capturarlo.

Lorenzo Falcó es un extraficante de armas y mercenario que, leal solo a su causa, trabaja como espía para el aparato de inteligencia del bando nacional, destapando las miserias de uno y otro bando sin decantarse por ninguno. Peligroso e insolente, es la versión descarriada de un chico de buena familia: jerezano guapo, joven, elegante, chulo y mujeriego.
Sus superiores le han enviado a Marruecos con el objetivo de recuperar el oro de España. Puede hacerlo de dos formas -por las buenas, o por las malas…-, pero cuidado: a bordo del ‘Mount Castle’, para asegurarse de que el cargamento llegue a su destino, viaja Eva Neretva, una militante comunista convencida, a la que no le tiembla el pulso a la hora de defender aquello en lo que cree.

Ambos se conocen. La suya es una historia triste, repetida e interminable. Hace cuatro meses, en Salamanca, él asesinó a varios hombres del coronel Queralt -jefe de la Guardia Civil y de ‘la Secreta’-, con el fin de liberarla y ayudarle a cruzar la frontera con Portugal. Conserva de ella suspiros en la penumbra y el recuerdo de su carne, pero también la visión de ese mismo cuerpo, desnudo y torturado, atado al somier de una cama… Ambos tienen cuentas pendientes y son muy conscientes de que la última carta siempre la juega la muerte.

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