viernes, 10 de agosto de 2012

QUIMERA, EL CIRCO DE TUS SUEÑOS: ... no de los míos.

Santander, 23 de julio de 2.012

Unos días antes de que el estallido del chupinazo confirmase el comienzo de la Semana Grande santanderina, en el patio del Colegio San Agustín, en el Sardinero, se instaló una carpa rojiblanca en cuyo interior se acumularon horas de ensayo para que todo saliese perfecto el día del estreno de "Quimera", un espectáculo que se anunciaba como un circo sin animales, elegante, limpio y con cierto aire teatral, enmarcado dentro de la corriente del "nuevo circo".




El responsable de este proyecto, o al menos uno de ellos, es Raul Alegría, un joven ilusionista santanderino que ha querido rememorar aquellos maravillosos años en los que la llegada del circo a nuestra ciudad era un gran acontecimiento, brindando su discreto homenaje a los hermanos Tonetti y su circo Atlas exponiendo en la antesala de su pista cuadrada una colección de carteles de los entrañables payasos que en los años sesenta y setenta hicieron reír a grandes y pequeños por todo el país.

El clown Oriol Boixader es Oriolo, un músico vagabundo que duerme en la calle, junto a una fogata, y sueña con formar parte del mundo del circo.
A veces los sueños se hacen realidad y Oriolo, convertido en payaso, será el encargado de acompañarnos en nuestro paseo por la pista de los artistas.




El peso del espectáculo recae principalmente sobre los hombros de  Alex Lorador, que además de realizar un bonito número de equilibrismo y de proponernos un sorprendente y original juego de luces tiene la osadía, junto a su compañera Cristina, de presentar un bochornoso número de telas aéreas que sin duda es lo peor de la noche, y de los hermanos Granadeiro, que ofrecen un vistoso número de voleadoras y realizan ostentosas acrobacias sobre un aparatoso artilugio de más de ocho metros de altura al que denominan la rueda de la muerte.





Junto a ellos destaca la actuación del Dúo Kvas, que hace alarde de un gran poderío físico para ofrecernos su número de pulsadores, y la sensual coreografía propuesta por la gimnasta Jessica, que combina danza y contorsionismo.


Entre tanto trotamundo se cuelan Nicoletta Battaglia, Cristian Londoño y Rubén Río, faranduleros de El Café de las Artes, cuya aparición es, sin duda, lo mejor de la tarde.
Sus números de contorsionismo, malabares y equilibrismo, sencillos, elegantes y teatrales son los que más se aproximan al concepto de circo anunciado y me encandilan por su cuidada puesta en escena.


Decepcionante sobre manera me resulta la casposa actuación de Raúl Alegría, maestro de ceremonias que presenta un par de números de magia y escapismo nada originales y carentes de todo interes. Una pena...

"Quimera" es un meritorio y ambicioso proyecto que no alcanza las espectativas generadas, pero que entretiene.
Pretendía ser el circo de mis sueños pero su objetivo es una quimera.




5 comentarios:

  1. La verdad es que en algún párrafo has sido muy duro..., aunque en la mayoría estoy de acuerdo contigo. Bochornoso y Casposo... uf!!!!

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  2. Hola Heras:

    El numerito de la chica guapa metida dentro de un cajón y el mago palmeando las peligrosas cuchillas de acero antes de partirla en dos creo que lo vi antes de hacer la Primera Comunión. Dime tú si no es un número anticuado, rancio y casposo...
    La verdad es que me esperaba mucho más de Raúl Alegría y me decepcionó aunque valoro enormemente como se lo está currando.

    En cuanto a lo del número de las telas aéreas describirlo como bochornoso es quedarse corto.
    Me pareció lo peor de toda la función: vergonzoso.
    Creo sinceramente que lo metieron con calzador porque una pareja atractiva volando por los aires envueltos en seda con una música bonita sonando de fondo es algo que tiene que quedar bien casi a la fuerza (es el prototipo del nuevo circo...), pero tenían tan poco gracia.
    De verdad que pienso que fue un numerito que montaron en apenas unos días para poder incluirlo en el espectáculo.
    Me gustaría pensar que hay mucho horas de esfuerzo detrás tratando de crear un bonito número para nosotros pero es que entonces son muy malos y el empeño fue valdío.

    La verdad es que en general el espectáculo me gustó aunque creo que hablar de un nuevo concepto de circo es ser un poco pretencioso y querer subirse a un carro que no es el suyo.
    Salvo por la inclusión de los chicos de El Café de las Artes, que sí considero que presentan sus números de un modo diferente al del circo tradicional, yo diría que habría que haberlo anunciado como "vuelve a Santander el circo de siempre en pista cuadrada y sin animales."

    FCP

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  4. Confieso que el día que vi hace un porrón de años a una muchacha contorsionándose al ritmo de la música envuelta en telas rojas ("Quidam") el Cirque du Soleil me enamoró para siempre....
    Tal vez por eso me ha disgustado tanto el número de las telas aéreas...
    FCP

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  5. he visto el circo y digo.... brabo¡

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