jueves, 6 de junio de 2019

HOUDINI; cuando la ficción y la realidad caminan de la mano, no es fácil diferenciarlas

Santander, 30 de marzo de 2.019


“Houdini” (2.014) es una miniserie de televisión protagonizada por Adrien Brody que narra la vida del legendario ilusionista y escapista estadounidense de origen húngaro Harry Houdini.


De un modo u otro, todos queremos escapar. Cuando la rutina nos encadena, necesitamos huir del aburrimiento, del dolor, del miedo… El Gran Houdini no. Al contrario que otros, él no escapa de la vida, sino que lo hace de la muerte… Su verdadero nombre es Erich Weiss. Puede escapar de casi cualquier cosa: grilletes, camisas de fuerza, lo que sea…, pero de lo que parece que no puede escapar es de sí mismo.


Su hermano y él veían, siempre que podían, los espectáculos ambulantes que llegaban a Appleton, Wisconsin. El ilusionismo se convirtió en el billete que en 1.886 le permitió escapar de allí y convertirse en aprendiz de brujo.

El sueño que perseguía era una farsa, pues un mago no es más un actor que finje ser un mago, pero aprendió lo suficiente para reunirse con su familia en Brooklyn y mantener a su madre (Eszter Ónodi). Ella siempre creyó en él…


Lo único más devastador que un puñetazo en el estómago es una flecha en el corazón. Ni siquiera la vio venir…


La joven Bess Rahner (Kristen Connolly) se convirtió en su esposa. Junto a ella y una colección de excéntricos amigos, paseó su espectáculo de magia por todo el país hasta que en 1.896 todo cambió: ¡dejó de ser un mago y se convirtió en un escapista!



La única manera de vencer a la muerte es poniendo tu vida a su alcance. Su colaboración con Jim Collins (Evan Jones) cambió su vida para siempre…



La prensa corrió la voz y Houdini se convirtió en el hombre más famoso de los EE.UU. En 1.905 viajó a Europa y, tras agotarse las entradas para cinco actuaciones en Berlín, el kaiser Guillermo solicitó una actuación privada. Se convirtió en espía y trabajó para el gobierno americano. Visitó Rusia y actuó para la familia del zar Alejandro VI…

Regresó a EE.UU., pero el mundo del vodevil comenzaba a agonizar. El cine se había convertido en su nueva competencia. Necesitaba buscar nuevos límites para seguir avanzando y poder ofrecer algo nuevo a su publico. Abandonó los teatros y salió al exterior para cargar con sus miedos y escapar de la muerte.




Lo hizo una y otra vez, pero no fue capaz de evitar el fallecimiento de su madre. Aquel fue un duro golpe para el que no estaba preparado. Le afectó mucho más que cualquier otra cosa en su vida. Daría lo que fuera por contactar con ella, pero los mediums a los que recurrió demostraron no ser más que un puñado de farsantes.

Mientras tanto, la guerra sin restricciones se había hecho realidad. Las máquinas voladoras que él añoraba se usaban para matar y las balas que el fingía atrapar atravesaban los cuerpos de jóvenes por todo el mundo. Al acabar el conflicto, se propuso desenmascarar a todos aquellos que, proclamándose clarividentes, se comportaban como buitres que viven de la miseria de quienes padecen y anhelan reencontrarse con sus seres queridos muertos durante la guerra.


En Europa había conocido a sir Arthur Conan Doyle y había entablado cierta amistad con él. Su esposa practicaba la clarividencia y aseguraba haberse puesto en contacto con su madre. Era mentira y él lo sabía. La denunció públicamente y la dejó en evidencia. Los admiradores del esposo de la señora Doyle le pegaron duro. Esta vez, su cuerpo no estaba preparado para encajar el golpe…


Le reventaron el apéndice y una peritonitis lo mató, demostrando que, al final, en la vida hay cosas de las que no se puede escapar.

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