Sobrelapeña, 14 de agosto de 2.012
Carminho es una joven portuguesa a la que lamentablemente es muy posible que no conociese si no hubiese colaborado en la grabación del último disco del malagueño Pablo Alborán, "En Acústico" (2.011), con quien versionó el tema "Perdóname".
La Fundación Botín y el Festival Internacional de Santander han tenido el enorme acierto de invitar a cantar a uno de los máximos exponentes del fado en la actualidad en la iglesia de Sobrelapeña para que nos presente en directo su último disco, "Alma" (2.012), quedando su actuación enmarcada dentro del ciclo de conciertos "Nansa Intercultural: El Cantar de las Culturas. Culturas del Arrabal".
"Es el arrabal un pórtico de la cultura urbana y un espacio de expresión donde la espontaneidad es a la vez sugerencia y norma para la creación y la comunicación.
Los nuevos espacios de práctica musical (cafés cantantes y teatrillos de variedades) y las modernas vías de difusión (el gramófono, la radio...) fueron absolutamente decisivos en la eclosión en los albores del siglo XX de los cancioneros de arrabal: fado, tango, copla..."
(Alberto Conejero López)
Pese a lo recóndito del paraje elegido para la presentación del concierto, el público ha respondido y mucha gente, sin entrada, ha tenido que quedarse a las puertas de la iglesia de Santa María de Sobrelapeña.
Carminho ha hecho acto de presencia elegante y sobria, vestida de negro, con el pelo recogido, sin pendientes, collares ni pulseras y con un gran anillo en su mano izquierda, ésa que no deja de agitar, mecida por los latidos de su voz; una voz potente, limpia y clara que destila dulzura y sensibilidad.
Ha afirmado sentirse muy a gusto en una capilla perdida en medio de ninguna parte donde hoy, sin embargo, nos hemos reunido todos, en un lugar en el que todo es verde y nada es feo, y nos ha envuelto con el sonido de su voz, meciéndonos unas veces y agitándonas otras, pero siempre pellizcándonos el corazón.
Carminho ha hecho acto de presencia elegante y sobria, vestida de negro, con el pelo recogido, sin pendientes, collares ni pulseras y con un gran anillo en su mano izquierda, ésa que no deja de agitar, mecida por los latidos de su voz; una voz potente, limpia y clara que destila dulzura y sensibilidad.
Ha afirmado sentirse muy a gusto en una capilla perdida en medio de ninguna parte donde hoy, sin embargo, nos hemos reunido todos, en un lugar en el que todo es verde y nada es feo, y nos ha envuelto con el sonido de su voz, meciéndonos unas veces y agitándonas otras, pero siempre pellizcándonos el corazón.
Carminho ha querido terminar el concierto como lo hace en las Casas de Fado de su Lisboa natal, sin micrófono y acercándose al público, y la fuerza y sensibilidad con la que ha cantado me ha puesto de nuevo los vellos de punta.
¡MARAVILLOSA!
Enhorabuena por la crónica del concierto y muy de acuerdo con la valoración. Sólo una puntualización, a la guitarra acústica o viola no estaba André Ramos sino Diogo Clemente también autor de varias de las canciones de Carminho y otras fadistas grandes como Mariza.
ResponderEliminarUn saludo
Mercedes.
Gracias por la puntualización, Mercedes.
EliminarMe deje guiar por el programa de mano pero obviamente me equivoqué.
Tomo nota y corrijo...