Santander, 21 de agosto de 2.012
El 10 de julio se cumplió un año de la muerte del genial bailarín y coreógrafo francés Roland Petit.
Formado en la escuela del Ballet de la Opera de Paris desde 1.945 fundó varias compañías de danza antes de fundar en 1.972 el Ballet National de Marseille que dirigiría durante 26 años y que inició su andadura con la puesta en escena de la extraordinaria coreografía "Pink Floyd Ballet", inspirada en la música de la banda de rock británica.
En 2.006 tuve la enorme suerte de disfrutar de esta coreografía puesta en escena por el Asami Maki Ballet de Tokio junto a Lucia Lacarra, la última gran musa de Roland Petit, y su compañeró Cyril Pierre, bailarines principales del Ballet de la Ópera de Múnich.
El rock, la luz, la técnica y la sensualidad de la guipuzcoana, la fuerza de los bailarines de la compañía nipona y la plasticidad de los movimientos creados por Roland Petit se fusionaron dando como resultado un espectáculo maravilloso.
Un par de años después, el 9 de agosto de 2.008, la misma bailarina y la misma compañía protagonizaron de nuevo en el Palacio de Festivales otra coreografía de Roland Petit, "Duke Ellington Ballet" (2.002).
Las enormes espectativas acumuladas y mi desencuentro con la música del pianista y compositor de jazz hicieron que el resultado no fuese tan apabuyante como el inspirado por la música de Pink Floyd pero, de todos modos, las coreografías del francés y la danza de Lucia Lacarra me habían cautivado para siempre.
"En danza lo díficil tiene que parecer fácil. Cuando todo resulta sencillo y etéreo es porque el trabajo está bien hecho. No creo que el público venga a analizar como nos movemos, sino a disfrutar de ello."
(Lucía Lacarra)
Poco después de la muerte de Roland Petit, Lucia Lacarra participó en una gala en Peralada en la que homenajeó al que ella considera su descubridor y respondía así a algunas preguntas:
-Hace unas semanas el coreógrafo Roland Petit nos ha dejado....
-Sí, hace justo un mes. Recuerdo perfectamente la fecha ya que fue el día de mi primer aniversario de casada. Me hallaba celebrándolo en un precioso castillo de Baviera y me llamaron para decírmelo. Fue terrible saberlo; había hablado con Roland muy a menudo recientemente ya que estaba proyectando un nuevo ballet. Se trataba de un proyecto común del que hablamos el pasado mes de marzo, cuando fui al Teatro San Carlos de Nápoles para bailar "Romeo y Julieta" con Roberto Bolle y me lo comentó: era "El Gatopardo". Hablábamos de ello casi cada semana y sentía realmente enstusiasmado, en plena forma y con muchas ideas bulléndole en la cabeza.
-¿Cree usted que hay una herencia Roland Petit, una forma de trabajar específica de él?
-Absolutamente. No es sólo que deje un legado; por mi parte confieso que estoy convencida de que no sería lo que soy si no hubiese conocido a Roland Petit. Pasé tres años trabajando con él y eso es realmente un lujo. Claro que bailo Balanchine, pero nunca trabajé con él; en cambio con Roland, estuve en el estudio, trabajando sus ballets directamente. Roland era como un libro de danza abierto, transmitiendo todas sus experiencias, esa pasión que tenía, esa disciplina; hacía la barra él mismo, con ganas de estar en el escenario...
Hicimos muchos espectáculos juntos: "Coppélia"..., incluso cuando yo ya estaba en San Francisco continuamos trabajando juntos. Bailé con el ballet Asama Maki "Pink Floyd Ballet" y "Duke Ellington Ballet". Hacíamos muchas giras y en 2.004 creó su espectáculo biográfico "Le Chemin de la Création" con el que hicimos una gira por Francia y era un espectáculo en el que él estaba en el escenario durante tres horas, de forma que nos contaba su vida: como empezó, la escuela, su primer ballet, sus ballets 'fetiche'... y había un fragmento en el que había cinco bailarines y yo, cinco hombres y una mujer, un fragmento que él quiso mostrar... Fue magnífico. Hicimos varios espectáculos e incluso existe una grabación de DVD y se emitió en televisión. Siempre mantuvimos contacto, nos sentíamos muy próximos. Hicimos la última gira en 2.008.
Si no hubiese pasado por Roland Petit no me habría descubierto a mi misma. Venía de una compañía pequeña, la de Víctor Ullate, donde éramos pocos bailarines y había limitaciones a nivel de repertorio; en cambio, cuando llegué a Marsella, mi primer ballet fue "Notre Dame de París". Asumí roles que eran enormes: "Carmen", "Le Jeune Homme", "Rendez-vous"..., roles de mujer...; y tener a alguien como Roland Petit que en todas las entrevistas decía: "es muy joven para los papeles que le doy pero tiene el instinto perfecto, tiene el instinto para saber como interpretarlos aunque no lo haya vivido", tener a alguien como él, que tenía tanta confianza en mí, me daba una fuerza enorme. Me permitió creer en mi misma y me dio fuerza para probar, para dejarme ir, para hacer aquello en lo que creía sin miedo; yo confiaba tanto en él, que ver que él creía en mí me permitió descubrir esta pasión que siento por la interpretación para meterme en la piel de un personaje. Esos tres años en Marsella significaron un reto constante porque pasar de un papel a otro era enorme. No se trataba de pequeños ballets en los que eres la pequeña bailarina bonita; eran auténticos papeles de mujer en ballets completos. Era magnífico. Ahí es donde descubrí esta pasión por todo lo que es dramático.
...
Los responsables de la programación del Festival Internacional de Santander (FIS) han querido conmemorar el primer aniversario de la muerte del genio francés organizando una velada en la que algunas de las estrellas y bailarines principales del Ballet de la Ópera de Burdeos (Oksana Kucheruk e Igor Yebra), el Ballet de la Ópera de París (Isabelle Ciaravola y Benjamin Pech), el Ballet de la Ópera de Viena (Olga Esina y Eno Peci) y el English National Ballet (Begoña Cao y Fabian Raimair) han propuesto un apasionante repaso a parte de su fantástica obra.
La primera parte de la gala, "Los ballets de Roland Petit", supone un breve recorrido por algunos de los ballets con argumento coreografiados por el maestro:
Eno Peci se convierte en cisne para seducir a su pareja en "Leda y el cisne", paso a dos del ballet "Ma Pavlova" (1.986) que Roland Petit creó para homenajear a la célebre bailarina rusa mientras que Igor Yebra lo hace para protagonizar varios fragmentos de "El lago de los cisnes y sus maleficios" (1.998), original versión de "El lago de los cisnes" en la que el genial francés invirtió los roles de los personajes, transformando al joven en cisne.
Benjamin Pech baila fragmentos de "L'arlesienne" (1.974), ballet en el que el protagonista, fatalmente poseído por el recuerdo de su amante, pierde el juicio y termina lanzándose al vacío.
La encantadora Begoña Cao se convierte en una seductora Carmen de personalidad arrolladora, aunque de apariencia muy diferente a la tradicional cigarrera sevillana, para bailar "Le Chambre", paso a dos del ballet que en 1.949 Roland Petit creó para su compañera Zizi Jeanmaire. ¡Maravilloso!
La primera parte de la gala, "Los ballets de Roland Petit", supone un breve recorrido por algunos de los ballets con argumento coreografiados por el maestro:
Eno Peci se convierte en cisne para seducir a su pareja en "Leda y el cisne", paso a dos del ballet "Ma Pavlova" (1.986) que Roland Petit creó para homenajear a la célebre bailarina rusa mientras que Igor Yebra lo hace para protagonizar varios fragmentos de "El lago de los cisnes y sus maleficios" (1.998), original versión de "El lago de los cisnes" en la que el genial francés invirtió los roles de los personajes, transformando al joven en cisne.
Benjamin Pech baila fragmentos de "L'arlesienne" (1.974), ballet en el que el protagonista, fatalmente poseído por el recuerdo de su amante, pierde el juicio y termina lanzándose al vacío.
La encantadora Begoña Cao se convierte en una seductora Carmen de personalidad arrolladora, aunque de apariencia muy diferente a la tradicional cigarrera sevillana, para bailar "Le Chambre", paso a dos del ballet que en 1.949 Roland Petit creó para su compañera Zizi Jeanmaire. ¡Maravilloso!
La segunda parte de la velada, "Soiree de Danza Roland Petit", propone un recorrido por coreografías en las que el protagonismo recae fundamentalmente en las bailarinas, verdaderas musas del coreógrafo francés.
Olga Esina baila junto a su compañero Eno Peci "La chauve souris" (1.979), una coreografía con tintes de pantomima que arranca nuestras sonrisas, mientras que Oksana Kucheruk protagoniza junto a Igor Yebra dos piezas de corte mucho más dramático: "La Rose Malade" (1.973), inspirada en un poema de William Blake, y "La Prisionniere", fragmento del ballet "Proust ou les Intermittences du Coeur" (1.974) en el que la protagonista es víctima de los celos de Marcel.
Carácter tanguero tiene la maravillosa "Le Rendez Vous" (1.945), pieza bailada por Isabelle Ciaravola y Benjamin Pech que representa la cita que un joven nacido bajo el influjo de una mala estrella tiene con el destino, amenazante como la mujer más bella del mundo...
Espectacular noche de ballet en la que por encima de la técnica de los bailarines ha brillado la obra de un genio que supo seducir y emocionar con sus coreografías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario