martes, 28 de mayo de 2013

CLASSICAL RUSSIAN BALLET - 'EL LAGO DE LOS CISNES': un torbellino de emociones

Madrid, 15 de mayo de 2.013


Día 15 de mayo, festividad de San Isidro Labrador; Madrid celebra el día de su patrón.
En los alrededores de la Plaza Tirso de Molina proliferan mujeres vestidas de negro adornadas con mantilla y peineta y parejas de chulapos luciendo trajes típicos del siglo XIX: pantalón oscuro, camisa blanca, chaleco y chaquetilla grises, clavel en la solapa, gorra gris y pañuelo blanco al cuello ellos, y blusa blanca, falda o vestido de lunares, pañuelo en la cabeza adornada con un clavel rojo y vistoso mantón de manila  ellas.
Se dirigen todos hacia la Colegiata de San Isidro donde les esperan los miembros de las bandas de música que lucen sus uniformes de gala para acompañar al santo en su procesión por las calles de la villa.
Me cruzo con todos ellos.
Camino en dirección contraria. Me dirijo al Teatro Nuevo Apolo donde el Classical Russian Ballet presenta "El lago de los cisnes".










Hassan Usmanov es un joven bailarín que comenzó su carrera en el Ballet Clásico de Moscú. En 2.004 fundó su propia compañía, el Classical Russian Ballet, convirtiéndose en director artístico y principal solista de una compañía que los responsables de Goldberg Management ha traído a Madrid para que durante cuatro largos fines de semana consecutivos nos ofrezcan un apasionante viaje por algunas de las más hermosas composiciones del ballet clásico.

Ocupo mi localidad. Se apagan las luces del teatro y un expléndido sonido consigue que me sumerja de lleno en la emotiva música compuesta por Tchaikovsky en 1.877.
Se alza el telón y una discreta tela colgada al fondo del escenario nos traslada al jardín del castillo donde el príncipe Sigfrido celebra su vigésimo cumpleaños. Parece que los decorados no van a estar a la altura del maravilloso espectáculo propuesto pero es sólo un desliz; las hermosas telas con que se visten los tres actos restantes y el extraordinario vestuario utilizado constituyen el atrezo perfecto para el trabajo de una compañía que derrocha técnica, frescura, entusiasmo, humor y pasión sobre el escenario.

"No hay nada mejor que una maravillosa leyenda sobre el amor para acompañar a las maravillosas coreografías del ballet clásico". Lo dice Hassan Usmanov y es probable que tenga razón.

El simpático bufón, inquieto y divertido, trata de animar el decaído ánimo del príncipe, apremiado por su madre para escoger esposa, formando una partida de caza.
En el bosque, junto al lago, Sigfrido descubre a Odette, una bella mujer convertida en cisne por un hechizo del malvado Von Rotbart que únicamente le permite recuperar su forma humana durante la noche.

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El baile está a punto de comenzar. El príncipe regresa al castillo después de prometerle amor eterno a la hermosa joven. Sin embargo, cuando dos misteriosos personajes irrumpen en el palacio, Sigfrido, hechizado por el siniestro mago y seducido por la hermosa  Odile -el cisne negro-, traiciona a su amada contempla el engaño a través de las ventanas del salón antes de regresar al lago.
Sigfrido, consciente de su terrible error, corre a buscarle implorando su perdón, pero puede que sea demasiado tarde...

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No es la primera vez que veo una representación de "El lago de los cines" pero si la primera que se me saltan las lágrimas al hacerlo.
Que el esfuerzo de unos amigos se esconda detrás de la posibilidad de haber saboreado una noche tan especial me hace sentir orgullo y algo de envidia.
Por el fantástico trabajo realizado y por el torbellino de emociones al que me han empujado me gustaría felicitar a los miembros del Classical Russian Ballet y por hacerlo posible quisiera dar las gracias a los responsables de Goldberg Management: a Susana, a César y a todos sus compañeros. ¡ENHORABUENA!


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