Madrid, 15 de mayo de 2.013
Durante mi estancia en Madrid tenía pensado visitar la exposición que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia dedica a Dalí pero a última hora, he optado por posponerlo y dejarlo para nuestra próxima visita a la capital.
A cambio, sin demasiado tiempo para planificarlo, me he dirigido al Museo Thyssen-Bornemisza decidido a contemplar la exposición dedicada a los pintores impresionistas, "Impresionismo al aire libre, de Corot a Van Gogh", pero me he llevado la desagradable sorpresa de que ésta fue clausurada hace un par de días y que en su lugar se ha inaugurado una muestra dedicada al hiperrealismo que no me seduce demasiado así que, ya en la puerta del museo, he optado por visitar su colección permanente.
La colección permanente del Museo Thyssen-Bornemisza se distribuye en tres plantas con un recorrido sugerido que se inicia en el segundo piso.
La visita comienza con los Primitivos Italianos y continúa con manifestaciones del Renacimiento (Tintoretto, el Greco...) y del Barroco (Caravaggio, José Ribera, Rubens, Murillo...), incluyéndose en el itinerario dos salas monográficas dedicadas al retrato en el renacimiento y a las vistas de ciudades en el siglo XVIII.
Un espléndido paseo que nos conduce hasta dos galería dedicadas a los artistas norteaméricanos del siglo XIX, una de las grandes aportaciones que el museo ofrece y por lo que esta vez paso de puntillas ansioso por adentrarme en la explosión de luz impresionista y en las provocadoras propuestas del postimpresionismo y expresionismo alemán...
A cambio, sin demasiado tiempo para planificarlo, me he dirigido al Museo Thyssen-Bornemisza decidido a contemplar la exposición dedicada a los pintores impresionistas, "Impresionismo al aire libre, de Corot a Van Gogh", pero me he llevado la desagradable sorpresa de que ésta fue clausurada hace un par de días y que en su lugar se ha inaugurado una muestra dedicada al hiperrealismo que no me seduce demasiado así que, ya en la puerta del museo, he optado por visitar su colección permanente.
El Museo Thyssen-Bornemisza abrió sus puertas en octubre de
1.992 y constituye junto al Museo del Prado y el Museo Nacional Centro de Arte
Reina Sofia el denominado "triángulo del arte" de Madrid.
Asentado en el Palacio de Villahermosa, en la confluencia del Paseo del Prado con la Carrera de San Jerónimo, sus salas albergan la Colección
Thyssen-Bornemisza, adquirida por el estado español al Barón Thyssen en 1.993, y ofrecen al visitante la posibilidad de sumergirse en un apasionante viaje por la historia del arte, desde los últimos años del siglo XIII hasta las postrimerías del siglo XX.
En el año 2.004 se ampliaron las instalaciones del Palacio de Villahermosa, lo que permitió incrementar el número y la variedad de las exposiciones temporales programadas y albergar parte de la Colección Carmen Thyssen-Borenmisza, cedida por la baronesa al estado español y que complementa la colección permanente del museo.
La visita comienza con los Primitivos Italianos y continúa con manifestaciones del Renacimiento (Tintoretto, el Greco...) y del Barroco (Caravaggio, José Ribera, Rubens, Murillo...), incluyéndose en el itinerario dos salas monográficas dedicadas al retrato en el renacimiento y a las vistas de ciudades en el siglo XVIII.
"La adoración de los Reyes" (1.360-1.365)
Luca di Tommè
"Díptico de la Anunciación" (1.433-1.435)
Jan van Eyck
"Retrato de Giovanna Tornabuoni" (1.489-1.490)
Domenico Ghirlandaio
"Joven caballero en un paisaje" (1.510)
Vittore Carpaccio
"Joven caballero en un paisaje" se trata de uno de los primeros retratos de cuerpo entero de la pintura europea y hasta 1.919 fue atribuido a Durero debido en parte a la gran minuciosidad con que están detalladas la flora y la fauna del paisaje, de gran poder simbólico.
"Retrato de una dama hilando" (1.535)
Maerten van Heemskerck
"El anuncio a la mujer de Manué" (1.555-1.559)
Tintoretto
El episodio representado por Tintoretto en esta tela se encuentra recogido en el Libro de Jueces.
Un ángel se apareció a la mujer de Manué, esteril, para anunciarle que concebiría un hijo cuya cabeza no habría de tocar la navaja porque sería nazareo de Dios. Su nombre fue Sansón.
Un ángel se apareció a la mujer de Manué, esteril, para anunciarle que concebiría un hijo cuya cabeza no habría de tocar la navaja porque sería nazareo de Dios. Su nombre fue Sansón.
"El encuentro entre Tamar y Judá" (1.555-1.559)
Tintoretto
El encuentro entre Tamar y Judá que Tintoretto representa tomándose algunas licencias está recogido en el Libro del Génesis.
Judá, casado con Sué, tuvo tres hijos varones: Er, Onán y Sela. Er contrajo matrimonio con Tamar pero fue malo a los ojos de Yavé y éste lo mató. Judá, al no tener descendencia de su primogénito, propuso a su segundo hijo, Onán, que mantuviera relaciones con su cuñada a fin de asegurar la prole de la familia. La sugerencia fue desestimada por Onán y Yavé también lo mató por no ser su conducta la deseada. Ante estos acontecimientos, Judá ordenó a Tamar regresar a casa de su padre, en Tamna, hasta que su tercer hijo, Sela, se hiciera mayor. Pasaron los años: Judá enviudó y un día comentaron a Tamar que su suegro había viajado a Tamna al esquileo. Tamar se despojó entonces de sus ropas de viuda y vistiéndose con un velo se sentó a la entrada de Enaím, en el camino de Tamna. Cuando Judá pasó por allí, al verla con el rostro cubierto, le confundió con una meretriz y yació con ella. A cambio, Tamar solicitó en prenda por la prestación del servicio, hasta que recibiera un cabrito del rebaño de Judá, su sello, el cordón del que éste colgaba y su báculo. Judá intentó enviar a la mujer el cabrito acordado a través de su amigo Jira, pero éste no la encontró y a los tres meses supo que su nuera Tamar se había prostituido y estaba encinta. Pidió entonces que la quemaran pero cuando ella mostró las prendas del hombre del que estaba embarazada exclamó: "mejor que yo es ella".
"La Anunciación" (1.576)
El Greco
La Anunciación, igual que La Adoración de los Pastores o las representaciones de San Pablo o San Francisco, son temas que El Greco repitió varias veces a lo largo de su carrera conformando series cuyo estudio permite observar la evolución del artista.
Esta Anunciación pertenece al periodo italiano de El Greco y poco tiene que ver con las telas que pinta una vez asentado en Toledo...
"La Anunciación" (1.596-1.600)
El Greco
Se trata de una reproducción en pequeño formato de la tela conservada en el Museo del Prado que formó parte del Retablo del Colegio de Doña María de Aragón.
El pintor capta el instante en que María acepta el mensaje del ángel que cruza sus brazos sobre el pecho en señal de veneración mientras en la parte superior del cuadro un coro de ángeles compone un rompimiento de gloria. Ambos mundos, el terrenal y el celeste, se unen por un haz de luz enmarcado por cabezas de querubines y por el que la Paloma del Espíritu Santo desciende sobre María.
El vivo colorido de las telas, sus contrastes y el personalísimo estilo de El Greco dotan de una enorme carga emocional a esta obra.
"La Inmaculada Concepción" (1.608-1.614)
El Greco y Jorge Manuel Theotokopoulus
Se trata de una evolución de un cuadro pintado por El Greco entre 1.580 y 1.585 para la Iglesia de San Román en Toledo que presentaba a una Virgen alargada flotando en el cielo en la que el pintor concede un mayor protagonismo al rompimiento de gloria consiguiendo un efecto etéreo mucho más marcado.
Se percibe un contraste en la ejecución de las figuras, obra de El Greco, y el fondo, pintado por su hijo Jorge Manuel.
"Santa Catalina de Alejandría" (1.598)
Caravaggio
La figura de Santa Catalina destaca por su naturalismo. Aparece vestida ricamente, como corresponde a una princesa, arrodillada sobre un cojín y rodeada por los atributos que aluden a su martirio: la rueda dentada y quebrada, la espada con que fue decapitada y la palma.
La luz ilumina de forma dramática la escena creando los característicos claroscuros del autor y realzando su valor expresivo.
"San Jerónimo penitente" (1.634)
José de Ribera, el Españoleto
La pintura se construye con un intenso tenebrismo que nos remite a la obra de Caravaggio.
El santo cubre su cuerpo con un manto de intenso color rojo que deja ver parte de una anatomía que el pintor trata con una pincelada precisa mostrando las arrugas y los huesos que se trasparentan a través de la flácida y macerada piel del santo.
"Venús y Cupido" (1.606-1.611)
Rubens
Ésta es una de las copias que Rubens realizó de Tiziano, tomando el tema de un cuadro del pintor italiano, propiedad de Felipe II y desaparecido durante la Guerra de la Independencia, del que un inventario de pinturas fechado en 1.636 en el Alcázar de Madrid realizado por orden de Felipe IV nos da una detallada descripción: "una pintura al óleo, de una Venus con los pechos desnudos, con ropa de levantar, carmesí, con brazalete de perlas en la mano derecha y en dedo pequeño, a la izquierda, un anillo, y Cupido delante de ella, desnudo, con un espejo en que ella se está mirando, es de mano de Tiziano y tiene moldura dorada y negra".
"San Miguel expulsando a Lucifer y a los ángeles rebeldes" (1.622)
Taller de Rubens
El triunfo del Arcángel San Miguel sobre el demonio fue un tema recurrente durante el siglo XVII ya que simboliza el triunfo de la Iglesia Católica sobre los protestantes.
"La Virgen y el Niño con Santa Rosa de Viterbo" (1.670)
Murillo
Esta tela corresponde a la etapa de madurez del artista y por sus dimensiones pudo estar destinada a algún altar.
Muestra en primer plano y a gran tamaño la escena principal del óleo enmarcando dentro de un triángulo las figuras principales: la Virgen sosteniendo al Niño en brazos y Santa Rosa de Viterbo arrodillada entregándole una rosa.
En un lateral cuatro mártires vestidas de blanco y sosteniendo sus palmas comentan la escena y desde el cielo cuatro angelillos lo contemplan.
Las miradas y los gestos trasmiten la delicadeza y la ternura que Murillo supo capturar en sus lienzos.
"El Gran Canal desde San Vio,Venecia" (1.723-1.724)
Canaletto
"La Plaza de San Marcos, Venecia" (1.723-1.724)
Canaletto
Un espléndido paseo que nos conduce hasta dos galería dedicadas a los artistas norteaméricanos del siglo XIX, una de las grandes aportaciones que el museo ofrece y por lo que esta vez paso de puntillas ansioso por adentrarme en la explosión de luz impresionista y en las provocadoras propuestas del postimpresionismo y expresionismo alemán...
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