lunes, 14 de septiembre de 2015

JIMMY BARNATÁN & THE COCOONERS - 'MOTORCLUB TOUR': cuando cesó el ruido nos comimos las nueces

Santander, 10 de septiembre de 2.015


Jimmy Barnatán quería poner el punto y final a su Motorclub Tour en casa y de un modo especial, por eso esta noche ha reunido sobre el escenario del Black Bird Club a todos sus Cocooners, los de invierno y los de verano: Sergio González (guitarra), Dani Simons y Ángel Camacho (bajo) y Freddy Simons y Rubén Rodríguez (bateria). 


Ha sido genial. 
Hemos disfrutado al máximo. Hemos sonreído como nunca. Conseguimos aprovechar cada uno de los instantes, cada una de las fotografías. Todo está en la memoria. Imborrable.
Todas las notas de todas las canciones de todos y cada uno de los conciertos de este 'Motorclub Tour' se han alojado en el recuerdo para no marcharse jamás. Kilómetros de carcajadas sobre el asfalto, litros de alegría y disfrute, toneladas de camaradería y compañerismo extremo. Ha sido una trepidante aventura repleta y colmada de gozo.
Pero todo tiene un final. Amargo, como son todos los fnales, pero dulce a la vez. Satisfacción por el trabajo bien hecho, por el deber cumplido. La gira más grande que hice jamás se ha terminado.
Cocooners: los adjetivos se quedan extremadamente cortos. ¡¡¡Sois muy, muy, muy grandes!!! ¡¡¡Los mejores compañeros de viaje que uno puede imaginar!!! Los camaradas en los que uno puede confiar a ciegas sin temor alguno a perecer. Los amigos que a las duras y a las maduras arriman y encaran. ¡¡¡Sois cojonudos, coño!!!
Y vosotros que habéis venido a los shows, a todos los que habéis llenado los lugares, coreado las canciones y nos habéis hecho felices: ¡¡¡no sabéis como os queremos!!!
A todos: ¡¡¡GRACIAS!!!
Jimmy Barnatán

Tenía que haber sido una gran noche pero lamentablemente todo se quedó en mucho ruido y pocas nueces. Los libros prometidos no llegaron a tiempo, pero eso fue lo de menos: al fin y al cabo la novela "New York Blues" ya ocupa un lugar en mi biblióteca. Lo peor fue la falta de respeto de gran parte del poco público presente en la sala: imagino, dado el escaso interés mostrado por su parte, que los maleducados situados al fondo de la sala no tuvieron que pagar los 10,00 € que costaba la entrada al concierto...

Jimmy no podía estar cómodo. Quizás por eso cantaba poco y prefiría gruñir y balbucear frases en inglés pidiéndonos gritos: "Say yeah!!!". No fue su mejor noche y el constante ir y venir de Cocooners sobre el escenario no contribuyó a mejorar la situación pero las genialidades del chico de las yemas de oro hubiesen sido suficientes para justificar una noche de rock.
Afortunadamente hubo más cosas positivas. La noche nos brindó la exclusiva oportunidad de descubrir una nueva faz de Jimmy Barnatán, que abandonó el escenario para sentarse al piano y cantarnos el sólo un par de temas.


A partir de ese momento el concierto mejoró. El fin de fiesta mereció mucho la pena y sobre el escenario, todos los Cocooners juntos, nos regalaron una buena dosis de rock. Para entonces la sala ya se había vaciado: quedábamos sólo los fieles. ¡Cesó el ruido y nos comimos las nueces! 


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