Tenerife, 28 de noviembre de 2.015
El Teide, situado en el centro geográfico de Tenerife, es el monumento natural más emblemático de la isla y de todo el archipiélago canario y forma parte de un espacio natural protegido que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 28 de junio de 2.007. El Parque Nacional del Teide es el más visitado de España y uno de los más visitados del mundo: ¡no podemos volver a Santander sin conocerlo!
Hace más de diez millones de años, una sucesión de erupciones submarinas elevaron el basamento oceánico hasta el nivel del mar dando lugar al archipiélago canario.
En la isla de Tenerife se formaron entonces tres volcanes que vertieron sus coladas en todas direcciones, interdentándose las de uno con las de otro y dando lugar, después de tres millones de años, a los macizos de Anaga, Teno y Adeje.
Un prolongado cese de la actividad volcánica -del orden de un millón de años- permitió que los agentes erosivos (sol, viento, lluvia, cambios de temperatura, etc...) modulasen gran parte de la red de barrancos que hoy moldean la isla.
Un nuevo periodo volcánico permitió la imponente aparición del Edificio Cañadas, que creció unificando los macizos de la primera etapa, pero una serie de erupciones originadas hace ciento setenta mil años provocaron su destrucción. Es posible que el pico se fracturase y se deslizase hasta el mar por el norte de Tenerife o bien que un colapso gravitatorio provocase su hundimiento. En cualquier caso, fue entonces cuando se formó la caldera de las Cañadas del Teide y posteriormente, gracias a nuevas erupciones, se levantaron en la mitad norte de ésta los volcanes que vemos en la actualidad: Teide - Pico Viejo.
En la actualiad, unicamente se puede ver parte de las paredes de la caldera puesto que, al crecer en su interior el nuevo volcán, ésta fue rellenándose con los materiales procedentes de sus erupciones. Las aguas que descienden por las paredes de la montaña no encuentran salida: quedan estancadas y los materiales que arrastran se acumulan en el fondo formando las desoladoras llanuras que se extienden al pie del Teide.
Accedemos al Parque por el sur, pasando por Arona y Vilaflor. y atravesando un extenso pinar. Ganamos altura y cuando cruzamos la Boca del Tauce y llegamos a las Cañadas del Teide el paisaje cambia de color y se vuelve más agreste. Nos detenemos en el Llano de Ucanca, situado a 1.980 metros de altitud: un lugar mágico pintado de ocre y cubierto de silencio.
En el extremo más oriental del páramo se alzan orgullosos los Roques de García. Se trata de varios roques monolíticos presididos por el singular Roque Cinchado, conocido popularmente como 'el árbol de piedra'.
Nos acercamos hasta allí y desde estas formaciones geológicas vemos como a nuestros pies se extiende la mayor llanura del parque custodiada por las Cañadas del Teide.
Nos desplazamos hasta las faldas del volcán...
Con una altitud de 3.718 metros sobre el nivel del mar, el Teide es el techo de España y uno de los mayores volcanes del planeta si medimos su altura desde su base, situada en las profundidades del lecho oceánico. Se trata de un gran estravolcán en activo de tipo vesubiano: un volcán cónico de gran altura compuesto por multiples capas de lava endurecida, piroclastos y cenizas.
Estamos junto a la estación base del teleférico del Teide, situada a 2.356 metros de altitud. Esta instalación fue inaugurada en 1.971 y permite salvar en apenas diez minutos un desnivel de 1.199 metros para llegar a la estación de la Rambleta.
Antes de la última erupción, acaecida antes de la conquista de Tenerife -entre los siglos XVII y X-, la cumbre del Teide se encontraba en este lugar. Las lavas procedentes de la actividad volcánica rellenaron el cráter que decapitaba la montaña conformando el actual pico, situado a 3.718 metros de altitud.
Estamos a sólo 163 metros del Pico del Teide...
El ascenso a pie hasta la cima está prohibido, aunque se puede obtener un permiso especial en las oficinas del Parque. Nosotros no lo tenemos así que no nos queda más remedio que conformarnos con verlo de lejos.
No podemos subir al cráter del volcán pero hay otros senderos.
Estamos por encima de las nubes. El terreno es sumamente agreste y no está permitido salirse de los itinerarios marcados por los responsables del parque. El paisaje que nos envuelve es desolador pero la impresionante combinación de formas y colores cautiva los sentidos.
Volvemos a los llanos y nos alejamos del Teide por el este para pasar junto a las Minas de San José: un impresionante paisaje dunar.
La carretera conduce a San Cristobal de la Laguna. Pasamos junto al Observatorio Astronómico de Izaña y dejamos atrás el Parque Nacional del Teide.
Descendemos: vuelve la niebla y el verde. Nos colamos en La Esperanza y buscamos un guachinche en el que ponernos las botas.
Con el estómago lleno nos acercamos a Santa Cruz de Tenerife. Aparcamos y damos un paseo por las calles de la capital insular aunque no hay mucho que ver, salvo, quizás, la Plaza España.
Se trata de una gran plaza situada en el centro de la ciudad, muy cerca del puerto y del Auditorio de Tenerife. Fue construida en 1.929 sobre las murallas del Castillo de San Cristobal pero ha sido remodelada recientemente fundiéndose con la Alameda del Duque de Santa Elena para formar un todo. Se articula en torno a un gran lago artificial presidido por el Monumento a los Caídos -una gran torre en forma de cruz que se alza sobre un pedestal decorado con un conjunto escultórico diseñado por Enrique Cejas Zaldívar y Alonso Reyes- y rodeado por tres edificios cubiertos de una espesa vegetación.
Estamos cansados. Nos retiramos al hotel: cenamos pronto, tomamos una copita amenizada con música en directo y nos vamos a dormir. Mañana más...
En la isla de Tenerife se formaron entonces tres volcanes que vertieron sus coladas en todas direcciones, interdentándose las de uno con las de otro y dando lugar, después de tres millones de años, a los macizos de Anaga, Teno y Adeje.
Un prolongado cese de la actividad volcánica -del orden de un millón de años- permitió que los agentes erosivos (sol, viento, lluvia, cambios de temperatura, etc...) modulasen gran parte de la red de barrancos que hoy moldean la isla.
Un nuevo periodo volcánico permitió la imponente aparición del Edificio Cañadas, que creció unificando los macizos de la primera etapa, pero una serie de erupciones originadas hace ciento setenta mil años provocaron su destrucción. Es posible que el pico se fracturase y se deslizase hasta el mar por el norte de Tenerife o bien que un colapso gravitatorio provocase su hundimiento. En cualquier caso, fue entonces cuando se formó la caldera de las Cañadas del Teide y posteriormente, gracias a nuevas erupciones, se levantaron en la mitad norte de ésta los volcanes que vemos en la actualidad: Teide - Pico Viejo.
En la actualiad, unicamente se puede ver parte de las paredes de la caldera puesto que, al crecer en su interior el nuevo volcán, ésta fue rellenándose con los materiales procedentes de sus erupciones. Las aguas que descienden por las paredes de la montaña no encuentran salida: quedan estancadas y los materiales que arrastran se acumulan en el fondo formando las desoladoras llanuras que se extienden al pie del Teide.
Accedemos al Parque por el sur, pasando por Arona y Vilaflor. y atravesando un extenso pinar. Ganamos altura y cuando cruzamos la Boca del Tauce y llegamos a las Cañadas del Teide el paisaje cambia de color y se vuelve más agreste. Nos detenemos en el Llano de Ucanca, situado a 1.980 metros de altitud: un lugar mágico pintado de ocre y cubierto de silencio.
Nos desplazamos hasta las faldas del volcán...
Con una altitud de 3.718 metros sobre el nivel del mar, el Teide es el techo de España y uno de los mayores volcanes del planeta si medimos su altura desde su base, situada en las profundidades del lecho oceánico. Se trata de un gran estravolcán en activo de tipo vesubiano: un volcán cónico de gran altura compuesto por multiples capas de lava endurecida, piroclastos y cenizas.
Los guanches lo consideraban una montaña sagrada: lo llamaban Echeyde y pensaban que en su interior estaba encerrado el terrorífico Guayota...
Cuentan que Guayota se apoderó de Magec (el Sol), dejando el cielo a oscuras, y se ocultó con él en el interior de la montaña. Allí fue a buscarlo Achamán: cuando lo halló, el suelo se abrió en truenos, estampidos y temblores. Por el cráter de Echeyde, Guayota arrojaba humos, peñascos encendidos, lajas y rocotes, cuajarones de quemaduras, lenguas de lava y arroyos de escoria. Aire y cielo se convirtieron en un lamedal hirviente, tan encendido en brasas que causaba espanto, hasta que Achamán -el Dios Supremo-, al fin, logró vencerle y como castigo a su maldad le encerró para siempre dentro de Echeyde, colocando un tapón blanquecino en la cúspide de la montaña.
Estamos junto a la estación base del teleférico del Teide, situada a 2.356 metros de altitud. Esta instalación fue inaugurada en 1.971 y permite salvar en apenas diez minutos un desnivel de 1.199 metros para llegar a la estación de la Rambleta.
El ascenso a pie hasta la cima está prohibido, aunque se puede obtener un permiso especial en las oficinas del Parque. Nosotros no lo tenemos así que no nos queda más remedio que conformarnos con verlo de lejos.
Estamos por encima de las nubes. El terreno es sumamente agreste y no está permitido salirse de los itinerarios marcados por los responsables del parque. El paisaje que nos envuelve es desolador pero la impresionante combinación de formas y colores cautiva los sentidos.
Descendemos: vuelve la niebla y el verde. Nos colamos en La Esperanza y buscamos un guachinche en el que ponernos las botas.
Con el estómago lleno nos acercamos a Santa Cruz de Tenerife. Aparcamos y damos un paseo por las calles de la capital insular aunque no hay mucho que ver, salvo, quizás, la Plaza España.
Estamos cansados. Nos retiramos al hotel: cenamos pronto, tomamos una copita amenizada con música en directo y nos vamos a dormir. Mañana más...
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