Potes, 28-30 de julio de 2.017
La Torre del Infantado ha custodiado
nuestro sueño, pero aún así no hemos dormido bien. Nos despertamos pronto: las
calles de Potes están desiertas y sus bares cerrados…
Nos cuesta dar con un lugar donde
desayunar, pero no desistimos hasta encontrarlo y después de tomar un buen café
nos ponemos en camino. Solo nos quedan tres kilómetros para llegar al
Monasterio de Santo Toribio: ¡vamos allá!
Avanzamos por una de las aceras que flanquean la carretera
que conduce a Fuente Dé y tomamos el desvío que sube al monasterio franciscano
ubicado en la ladera norte de la sierra de la Viorna, importante centro de
peregrina-ción del catolicismo romano en Europa y reclamo turístico del
Gobierno de Cantabria.
Rompemos a sudar y en apenas media hora
estamos frente a la Puerta del Perdón…
Señor
Jesucrsito, tú dijiste:
“Yo
soy la Puerta: quien entre por mí se salvará”.
Miranos
aquí reunidos, ante la Puerta del Perdón;
queremos
entrar por ella a celebrar el perdón del Año Jubilar.
Haz
que, mientras atravesamos sus umbrales,
recordemos
tus palabras y nos esforcemos por entrar por la puerta estrecha que conduce a
la vida.
Que
los que ahora entramos en el santuario material,
merezcamos
luego, por los méritos de tu cruz,
entrar
también en el templo de tu gloria.
Tú,
que vives y reinas por los siglos de los siglos,
AMÉN.
Cruzar su umbral es solo uno de los
requisitos necesarios para obtener la ‘gracia jubilar’. El resto son rezar un
Padrenuestro, un Credo y una oración por el Papa, confesarse y comulgar en una
fecha próxima a la peregrinación…
Hemos madrugado y se nota. La puerta aún
está cerrada (no la abren hasta las 10:00) y los alrededores del monasterio están
desiertos. No hemos llegado hasta aquí para marcharnos sin venerar el Lignum
Crucis y obtener la indulgencia plenaria, así que esperamos y repasamos la
experiencia vivida durante estos tres días.
Han sido setenta y tres kilómetros y mucho
desnivel acumulado, pero el Camino nos ha sabido a poco: apenas hemos tenido
tiempo de perdernos, así que no hemos tenido ocasión de buscarnos y mucho menos
encontrarnos a nosotros mismos. Decían que el Camino estaba mal señalizado,
pero no era cierto. Decían que apenas había fuentes, pero tampoco era verdad.
Decían que era duro, y tenían razón…
Poco a poco comienzan a llegar otros
peregrinos. Algunos han compartido con nosotros parte del Camino: ¡son de los
nuestros! Nos buscamos con la mirada, nos abrazamos y nos felicitamos. Hemos
compartido el cansancio y poco más, pero la ilusión de alcanzar un objetivo
común hace que de manera espontánea surja una conexión especial entre nosotros.
Los alrededores del monaterio se llenan de
fieles y curiosos que acuden a la Misa del Peregrino, oficiada hoy por el
obispo de nuestra diócesis. Volvemos a acercarnos a la Puerta del
Perdón: ya está abierta y la gente se apelotona frente a ella. Todos juntos
rezamos la oración para el Año Santo Jubilar:
Oh,
Cruz de Cristo, en ti vemos a Dios, que ama hasta el extremo, pero también
vemos el odio que domina y ciega el corazón y la mente cuando preferimos las
tinieblas a la luz.
Oh,
Cruz de Cristo, libranos del mal y del maligno. Oh, grito de amor, suscita en
nosotros el deseo de Dios, del bien y de la luz.
Oh,
Cruz de Cristo, enséñanos que el sol de tu amor es más fuerte que la oscuridad
de nuestras noches.
Oh,
Cruz de Cristo, enséñanos que la aparente victoria del mal se desvanece frente
a la certeza de la Resurrección y del amor de Jesús, que nada lo podrá
derrotar, oscurecer o debilitar.
Amén
Cruzamos el umbral de la puera y accedemos
al interior de la iglesia. Está abarrotada. Buscamos sitio
en uno de los laterales y escuchamos nuestra misa. Al
concluir desfilamos ordenadamente hasta el claustro del monasterio y veneramos
el Lignum Crucis.
¡¡¡Nuestra gloria, Señor, es tu Cruz!!!
Teníamos previsto haber regresado a San Vicente de la Barquera en autobús, pero han venido a buscarnos. Se agradece...
Comemos en Potes
y volvemos para casa. Atravesamos el desfiladero de La Hermida y al llegar al
otro lado de la montaña comienza a llover. Todo sigue igual…
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