martes, 11 de septiembre de 2018

PUERTO ESCONDIDO: todas las historias tienen un principio

Santander, 17 de agosto de 2.018

María Oruña nació en Vigo. Es abogada, pero es posible que su padre le dijera alguna vez que si no quería obtener siempre el mismo resultado no debía de hacer siempre lo mismo; tal vez por eso comenzó a escribir…



En 2.015 publicó “Puerto Escondido”, una sólida novela negra, firmemente cimentada sobre un puñado de hechos reales acaedidos durante la Guerra y la Posguerra Civil españolas en los alrededores de Suances…

Oliver -un joven inglés, de origen español, cuya madre ha fallecido hace solo unos meses-, acaba de heredar ‘Villa Marina’, una hermosa casa situada junto a la playa de La Concha. Se propone reformarla y convertirla en un hotelito rural con encanto, perp entre sus muros ha aparecido el cuerpo de un bebé semimomificado. ¿Quién puede ser? ¿Cómo murió? ¿Por qué acabó allí? La teniente de la Guardia Civil Valentina Redondo y su equipo de la Unidad Operativa de la Policía Judicial en Cantabria, tratarán de responder a estas preguntas y a otras muchas que irán surgiendo a lo largo de una investigación que nos permitirá recorrer algunos de los rincones más bonitos de nuestra región y descubrir lugares poco conocidos como la fantasmagórica Casa del Duque, en Comillas, o la misteriosa máscara protectora de la Casa de los Quevedo, en Santillana del Mar.

Todas las historias tienen un principio,
y este nos obligará a navegar por el tiempo,
buscando visualizar el origen de la Bestia…


Es verano, y estamos en 1.936. Una playa situada en el norte de España, en lo que por entonces era la provincia de Santander, se deja bañar por las olas, que la peinan sin descanso. El sol quema la arena con la que juegan felices un par de docenas de niños.
Jana es una de ellos. Tiene ocho años. Su padre ha remado casi una hora por la ría de San Martín de la Arena para llevarla, junto a sus hermanos, desde su casa, en Hinojedo, hasta la playa de La Concha, en Suances, pero el recuerdo que conserva de aquel día no son los juegos con las olas, ni el olar a sal de su espuma -suave, amable y fresca-, sino el terror plasmado en los rostros de sus padres y el viaje veloz de regreso a casa en aquella barca prestada que jamás ha vuelto a ver. La República había caído: el país estaba en guerra…

Aquella tarde, su destino se resquebrajó. Los cascotes dejados por aquel conflicto marcaron el resto de su vida. La guerra terminó y ella creció. Su cabeza y sus tripas le arrastraron a volar tras sueños imposibles, pero su corazón quedó tocado para siempre por la mirada tranquila y azul de Luis, un joven pescador de Comillas dispuesto a querer por los dos. Por desgracia, las promesas aplazadas en el tiempo condenaron su historia al abismo. La ambición y el miedo a la miseria le acompañaron durante buena parte de su vida. Luego llegó la maldad…
Su infancia -su primera infancia-, se convirtió en su puerto escondido: el único lugar seguro al que podía regresar sin velos de tristeza.

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