Santander, 2 de febrero de 2.020
Esta mañana he ido al teatro con mi hijo y en
el vestíbulo de Escena Miriñaque me he dado de bruces con una exposición de
pintura que ha llamado poderosamente mi atención…
“No es solo
agua; es vida, es belleza,
es
subsistencia…, y refleja las diferentes
realidades del
ser”
(Vanesa Amutio)
Vanesa Amutio (Santander, 1.979) pertenece a una de las últimas
generaciones de artistas de Cantabria rigurosa-mente formadas en las facultades
de Bellas Ar-tes de nuestro país, en su caso, en la de Bilbao.
Cuenta Luis Alberto Salcines que, desde
sus comienzos, mostró gran pasión por la pintura, aunque con el paso del tiempo
las dos dimensiones del lienzo se le quedaron pequeñas y comenzó a explorar
otros territorios, como el diseño y la joyería.
Parece ser que, ya en sus primeras obras, se percibía su gusto por los brochazos
anchos, largos y contundentes, cuya trayectoria no sabemos si responde a su
voluntad compositiva o es fruto del azar.
En sus cuadros tienen cabida todos los géneros
clásicos de la pintura: el paisaje, los bodegones, los desnudos…, pero hay un
tema que siempre le ha obsesionado: los reflejos.
A lo largo de su carrera lo
ha abordado desde dos perspectivas diferentes. Por un lado, ha estudiado los
producidos sobre una superficie de cristal (botellas, vasos, jarros…), y por otro,
los producidos sobre el agua: las ondas, los brillos, las superficies
especulares, el fluir de la corriente…
En ocasiones, el tema de referencia se va
diluyendo y los cuadros tienden hacia la abstracción.
La propia pintura se convierte en la protagonista absoluta
y son las líneas trazadas por el pincel y los contrastes entre las manchas de
color los que seducen al espectador.
He llegado tarde, pero dicen que nunca es
tarde si la dicha es buena. A finales del año pasado inauguró una gran exposición
en el patio del Parlamento de Cantabria titulada ‘No solo es agua’, y tengo la
sensación de que algunos de los cuadros que allí mostró son los que hoy cuelgan
de las paredes de Miriñaque. Entonces no sabía quién era, pero me ha gustado
tanto lo que he visto hoy que lamento no haber tenido ocasión de visitarla. A
partir de ahora seguiré su trayectoria y espero firmemente que el intrincado
discurrir de nuestras vidas nos permita volver a encontrarnos en algún recodo
del camino.
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