miércoles, 26 de febrero de 2020

VANESA AMUTIO - 'AGUA': vida, belleza y subsistencia

Santander, 2 de febrero de 2.020


Esta mañana he ido al teatro con mi hijo y en el vestíbulo de Escena Miriñaque me he dado de bruces con una exposición de pintura que ha llamado poderosamente mi atención…


“No es solo agua; es vida, es belleza,
es subsistencia…, y refleja las diferentes
realidades del ser”
(Vanesa Amutio)

Vanesa Amutio (Santander, 1.979) pertenece a una de las últimas generaciones de artistas de Cantabria rigurosa-mente formadas en las facultades de Bellas Ar-tes de nuestro país, en su caso, en la de Bilbao.

Cuenta Luis Alberto Salcines que, desde sus comienzos, mostró gran pasión por la pintura, aunque con el paso del tiempo las dos dimensiones del lienzo se le quedaron pequeñas y comenzó a explorar otros territorios, como el diseño y la joyería.


Parece ser que, ya en sus primeras obras, se percibía su gusto por los brochazos anchos, largos y contundentes, cuya trayectoria no sabemos si responde a su voluntad compositiva o es fruto del azar.



En sus cuadros tienen cabida todos los géneros clásicos de la pintura: el paisaje, los bodegones, los desnudos…, pero hay un tema que siempre le ha obsesionado: los reflejos.


A lo largo de su carrera lo ha abordado desde dos perspectivas diferentes. Por un lado, ha estudiado los producidos sobre una superficie de cristal (botellas, vasos, jarros…), y por otro, los producidos sobre el agua: las ondas, los brillos, las superficies especulares, el fluir de la corriente…


En ocasiones, el tema de referencia se va diluyendo y los cuadros tienden hacia la abstracción.


La propia pintura se convierte en la protagonista absoluta y son las líneas trazadas por el pincel y los contrastes entre las manchas de color los que seducen al espectador.


He llegado tarde, pero dicen que nunca es tarde si la dicha es buena. A finales del año pasado inauguró una gran exposición en el patio del Parlamento de Cantabria titulada ‘No solo es agua’, y tengo la sensación de que algunos de los cuadros que allí mostró son los que hoy cuelgan de las paredes de Miriñaque. Entonces no sabía quién era, pero me ha gustado tanto lo que he visto hoy que lamento no haber tenido ocasión de visitarla. A partir de ahora seguiré su trayectoria y espero firmemente que el intrincado discurrir de nuestras vidas nos permita volver a encontrarnos en algún recodo del camino.

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