Santander, 31 de enero de 2.020
Tras muchos años de formación tenía
delante a una personita a la que no era capaz de acceder…
Después de reflexionar sobre aquella
situación decidió escribirle al pequeño una historia en la que él pudiera ver reflejados
sus problemas. Una semana después, cuando el niño regresó a la consulta, ambos
se sentaron sobre la alfombra y ella empezó a leer el cuento que había escrito
para él. Aquello fue algo mágico: la barrera que una semana antes los mantenía
separados desaparció, el pequeño se sintió identificado con el protagonista del
cuento y pudieron hablar de sus problemas.
Reconoce que, a partir de aquel momento,
se aficionó a escribir cuentos que pudieran ayudarla en sus terapias y, hoy en
día, sigue utilizándolos como instrumento para llegar a sus pacientes, tanto
niños como adultos. Defiende que, utilizarlos como herramienta de trabajo,
puede resultar muy eficaz. El aprendizaje observacional no tiene lugar solo
cuando vemos cómo se comportan los demás; también se produce cuando leemos una
historia y observamos lo que les ocurre a su protagonista, las consecuencias de
sus actos, etc… Afirma con satisfacción que, cuando encuentra la historia
perfecta para un niño, siente que se abre una puerta que le permite acceder a
él y así poder programar una batería de actividades y estrategias que le ayuden
a tratar su problema específico: el desorden, la falta de autoestima, la
tristeza, la pérdida de un ser querido…
En la actualidad, Susanna Isern compagina
su labor como piscóloga con su trabajo como escritora de cuentos infantiles.
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