domingo, 4 de diciembre de 2011

MARÍA PAGÉS - 'AUTORRETRATO': su baile acaricia el alma sin desgarrarla

Bilbao, 25 de noviembre de 2.011

María Pagés es una bailaora sevillana que comenzó su carrera profesional en la compañía de Antonio Gades y que en 1.990 creó su propia compañía.

La conocí en 2.004, cuando presentó en la Sala Argenta del Palacio de Festivales su producción “Canciones antes de una guerra”, y ya entonces su particular forma de entender el flamenco me enamoró.

Hoy ha presentado en el Teatro Arriaga de Bilbao “Autorretrato” (2.008), una producción que es fruto de la invitación que Mikhail Baryshnikov le hizo en 2.007 para bailar en el Baryshnikov Arts Center (BAC) de Nueva York:

“Cuando Mikhail Baryshnikov me invitó al BAC a bailar, me pidió una obra muy personal que mostrara lo que soy como persona y como bailaora o creadora.

Interpreté su encargo como si de un autorretrato se tratara, y a pesar de que lo que allí presenté estaba supeditado a un espacio pequeño e íntimo, la idea de desarrollar en un escenario mi autorretrato me animó a hacer este trabajo. Sentí la necesidad de aprender a conocerme, más aún en este momento de mi vida, de pararme y de acercarme más al espejo para ver con claridad, observarme y analizarme detenidamente y todo ello traducirlo en un movimiento, en una atmósfera, en una situación escénica. En realidad estaba intentando seguir el proceso que siguen los pintores cuando dibujan o pintan su autorretrato.

Como quiera que fuere, el baile es el único medio que he encontrado para conocerme; digamos que está conmigo desde siempre, que no nos hemos abandonado, que somos uno, o una. Al fin y al cabo el baile es el que mejor demuestra lo que soy.
De esta experiencia aprendí a mirarme en el espejo como si de un juego se tratara; eso si, sin olvidar la letra sabia de la Soleá:

“El espejo en que te miras
te dirá como tu eres,
pero nunca te dirá
los pensamientos que tu tienes”

(María Pagés, 2008)

María Pagés nos pinta cuatro aspectos fundamentales de su vida: el estudio, su familia, su compañía y el escenario, y en ellos se muestra tal y como es: trágica pero con sentido del humor, evocadora y provocativa a partes iguales, y siempre emocionante.


María apenas taconea porque baila más con las manos que con los pies.
Cuando agita sus brazos se eleva por encima del tablao envolviéndonos con la fuerza y la ternura que destilan el batir de sus manos.

Su baile es menos visceral y racial que el de otros bailaores que parecen buscar siempre su propio límite. Ella prefiere hacer alarde de un flamenco más depurado que acaricia el alma sin desgarrarla.
Ella emociona.

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