domingo, 18 de diciembre de 2011

PHIL GRIJUELA: ¡quiero más!

Laredo, 11 de diciembre de 2.011

CARTEL_TEXASembassy_laredo_18-12-11.jpgProliferan los locales que ofrecen música en directo en nuestra región.
Esta noche, en Laredo, el Texas Embassy ofrecía una noche de rock pero ya se sabe que los comienzos no son fáciles.
Público de circunstancias: un par de parejas desorientadas, una familia compartiendo pizzas y hamburguesas, y nosotros. Nadie más. Una pena…

Casi pidiendo disculpas por molestar se acerca al improvisado escenario Phil Grijuela, un veterano del panorama musical de nuestra tierruca que recomienda emigrar a grandes ciudades para “compartir experiencias con otros músicos y darse cuenta de que uno no es tan bueno, pero tampoco tan malo”.
Él lo hizo, pero hace ya un tiempo que regresó a La Montaña y ahora comparte con nosotros todo el rock que fluye por sus venas.

Hoy su guitarra y su voz, áspera y desgarrada, nos han propuesto un apasionante viaje en compañía de clásicos del rock (Johnny Cash, The Eagles, Bruce Springsteen…) antes de desempolvar un puñado de canciones propias que ha compartido con nosotros.

Rock auténtico en un local desangelado del que por momentos hemos podido olvidarnos. Una invitación irrechazable para volver a disfrutar de este pedazo de músico.

------------

En 2.006 Phil Grijuela grabó el que de momento es su único disco, “A este lado del río”. Ésta era su carta de presentación entonces (www.musikaze.com):

Phil Grijuela, eso soy yo… al menos en parte, o en la parte que se ha ido haciendo pública con los años. En la privada los nombres (que son varios) cambian, pero poco más.

No se muy bien cuando empecé a tocar ni como; lo cierto es que lo hice y cuando quise darme cuenta ya era muy tarde para dejarlo.

Aprendí escuchando discos y viendo a otros hacer lo que yo quería hacer. Ensayé con esos mismos discos y más tarde con compañeros de ilusiones y maestros que no eran conscientes de tan ilustre título (o quizá sí…, no se).
Me gradué en Dedicación y Motivación y, más tarde, me licencié aprobando con honores las asignaturas de Entrega, Idealización, Resignación y Desconfianza.

Empecé a trabajar por poco dinero, como ha de ser al menos durante el tiempo que dura el estatus de “pipiolo”.
Los bares, sus dueños y sus clientelas, me fueron otorgando poco a poco confianza y empecé a descubrir las bondades de mi vocación/profesión que seguía ofreciendo una remuneración ajustada aunque suficiente para mis pocos vicios. Sin prisa pero sin pausa continué ejerciendo, haciendo contactos, amigos y simpatizantes (fans… aún no) al tiempo que mis vicios se hacían más sólidos y, por consecuencia, incómodos.

A medida que aumentaba mi agenda y mi supuesto prestigio, también las ofertas iban subiendo de categoría, al menos en principio. Así fue como un grupo con futuro decició contar conmigo para que grabara un disco en Londres, y pude entrar en lo que se conoce como el “Show Business” de primera división. No voy a negar que las cosas parecen mejores cuando hay más pasta y que la luz de la fama deslumbra. Sin embargo tampoco puedo obviar la poca confianza y desazón que iba descubriendo cada vez que me veía expuesto a las convenciones, comidas de hermandad o puestas en escena de la nueva estrella de turno con premeditada fecha de caducidad. De hecho hubo varios momentos en los que a medida que iba metiendo más la cabeza… más ganas me daban de sacarla. No obstante decidí seguir un poco más aunque de forma más autónoma, véase, dando prioridad a mis canciones. Que puedo decir: la decepción se hizo mayúscula y me volví a La Montaña. Volví, más que como un guerrero derrotado, como un niño al que han revelado demasiado pronto el secreto de los Tres Reyes Magos. No quise saber más de aquella historia; además los vicios ya eran opresivos y lo dificultaban todo. Fue lo único que hice bien.

Cuando llegó la grabación de “A este lado del río” llevaba un par de años despegado de aquellos vicios y de aquellos hombres de provecho. No pensaba ya que se fuera a realizar y quizá por eso decidí hacerlo. Hoy todo hubiera sido muy diferente, pero pensar en eso no tiene sentido ni beneficio alguno. Las cosas están como están porque hicimos lo que hicimos y, además, creo que así es como debe de ser.

Hoy en día me encuentro en una situación distinta a aquellos años. Ya no me deslumbra la luz porque lo primero que hice al volver a La Montaña fue comprarme unas gafas de sol. Ya no me preocupan los vicios porque me empacharon tanto que sólo conservo los del alma. Y, sobre todo, no espero nada del “Show Bussiness” porque no veo que tenga nada que ofrecerme por sí mismo.

Sigo por los escenarios, eso sí, porque me parecería injusto mezclar todas las viejas frustraciones con las canciones que me mantienen con vida. Por ahora sólo me interesa tocar y desarrollar mis nuevas canciones desde mi punto de vista. Todas mis experiencias me llevan a creer que la única forma digna de mantener mi vocación/profesión es desde la autogestión y la independencia. Lo cierto es que no me cuesta mucho reafirmarme. Sólo he de de poner la televisión o enchufarme a cualquier radiofórmula para seguir en mis trece. Allá cada cual y que cada palo aguante su vela, que yo lo veo claro; veo claro lo que a mi me toca, claro.

De toda esta historia me quedo con lo mejor, que han sido todos los amigos, vivencias, conciertos y experiencias que me traje en la maleta. Por suerte o por desgracia, no me arrepiento de nada de lo malo (de lo bueno es obvio) ni cambiaría ni un solo minuto. He aprendido cosas y, para ser justo, si echo la vista atrás veo que lo he pasado muy bien. Tanto como para compensar las veces que lo pasé mal. No se en que punto de mi carrera me encuentro, pero me encuentro bien.

Salud, rock&roll y suerte para todos/as.
(Phil Grijuela)
 

2 comentarios:

  1. Grande Phil.

    Desangelado es con "g" (no es el único error ortográfico, pero es el más gordo...revisa tus escritos tío)

    ResponderEliminar