martes, 5 de febrero de 2013

LEÓN: bodegas y botines (II)

León, 26-27 de enero de 2.012

Después de comer muy bien, el resto del fin de semana lo dedicamos a pasear por las calles de León.
Muy cerca de donde Marta vive se encuentra una de las zonas con más encanto de la ciudad, el barrio romántico, una laberíntica encrucijada de estrechas calles de traza mediaval en la que se alzan edificios singulares como el Palacio de los Guzmanes.


El Palacio de los Guzmanes es un palacio renacentista del siglo XVI cuyo diseño encargó D. Ramiro Núñez de Guzmán al arquitecto de origen cántabro Rodrigo Gil de Hontañón.
La familia de los Guzmanes era uno de los linajes más antiguos de León y D. Ramiro pretendía edificar un palacio de nueva planta que se diferenciase del resto por sus dimensiones y por su estilo arquitectónico.

Rodrigo Gil de Hontañón proyectó un edificio exento, de planta cuadrada, con torres en sus cuatro esquinas y con un gran patio central, cuya construcción requirió la reordenación de algunas calles de la ciudad y la demolición de algunas de sus casas y parte de  muralla.

La construcción del palacio comenzó en el año 1.559 y las obras fueron dirigidas por el maestro cantero montañés Juan Ribero de Rada, discípulo del propio Gil de Hontañón.
A finales del siglo XVI estaban construidos ya el patio central, la fachada principal (que da a la actual Plaza de San Marcelo) y la fachada sur (que da a la actual calle ancha) y el edificio era ya la residencia más importante de la ciudad.
La fachada principial tiene un marcado desarrollo horizontal con tres alturas separadas por impostas y claramente diferenciadas: la planta baja tiene ventanas protegidas con robustas rejas, el cuerpo central balcones (sólo los situados junto a la portada y en las esquinas se coronan con frontones triangulares o semicirculares) y el superior una galería formada por una sucesión de arcos de medio punto apoyados en ligeras pilastras corintias sobre la que sobresale una cornisa decorada con abundantes gárgolas con forma de cabeza de león.
La portada principal se encuentra descentrada y está formada por un arco de medio punto enmarcado por dos columnas jónicas sobre las que se sustenta un balcón rematado por un frontón triangular decorado y flanqueado por dos guerreros que portan los escudos de la familia y siguen la línea vertical de las columnas.
Las torres tienen una altura más y lucen originales ventanas angulares.
La fachada sur, de estilo más clasicista, se le atribuye a Juan del Ribero Rada.
Se interrumpieron entonces las obras. Poco después el edificio dejó de estar habitado y coménzó un deterioro progresivo del mismo que en torno a 1.840  obligó a demoler la última planta de sus torres para garantizar su estabilidad.

En 1.881 el edifico fue adquirido por la Diputación Provincial de León que planteó una serie de intervenciones para adecuarlo a su nuevo uso y recuperar su aspecto primitivo.
El palacio no se concluyó hasta la segunda mitad del siglo XX. Fue entonces cuando se construyó la cuarta planta de las torres y se terminaron las fachadas norte y este del edificio siguiendo el diseño de las existentes, permitiéndonos hoy admirar el edificio que Rodrigo Gil de Hontañón proyectó en el siglo XVI.
Archivo:Palacio de los Guzmanes noche.JPG

En 1.892, pese a la oposición de la Diputación Provincial, se concedió la licencia para la construcción en la Plaza de San Marcelo, frente al Palacio de los Guzmanes, de la Casa de los Botines.


Durante el último tercio del siglo XVIII Mariano Andrés Luna y Simón Fernández Fernández dirigían la sociedad que unos años antes había fundado el empresario textil Joan Horns i Botinàs. Sus actividades comerciales les relacionaban con los comerciantes catalanes y cuando se plantearon la posibilidad de construir una nueva sede para su negocio fue Eusebi Güell quien les recomendó encargar el proyecto al arquitecto catalán Antoní Gaudí, que en esos momentos dirigía la construcción del Palacio Episcopal de Astorga.

En 1.891 Gaudí envío los planos del edificio a sus clientes y aunque las obras tardaron en comenzar, en noviembre de 1.894, después de sólo diez meses, la Casa de los Botines estaba terminada.

File:CasaBotines2.png

En 1.931 el edificio fue adquirido por la Caja de Ahorros y Monte Piedad de León que lo restauró modificando su diseño original.
Afortunadamente en 1.996 Caja España, actual propietaria del edificio, acometió nuevas labores de restauración que le devolvieron el aspecto primitivo valiéndole a los arquitectos responsables del trabajo el premio Europa Nostra, destinado a reconocer y fomentar las mejores prácticas en la conservación del patrimonio cultural tangible.

La Casa de los Botines es un edificio modernista de estilo neogótico, exento y de planta rectangular.
Sus robustas fachadas son de piedra caliza y están salpicadas por un gran número de ventanas de guillotina formadas por arcos lobulados que aumentan de tamaño y vistosidad a medida que descendemos en altura. 


El edificio consta de un semisotano y una planta baja donde se dispusieron los almacenes y despachos destinados a satisfacer las necesidades empresariales de sus propietarios y por encima de ellos se construyeron tres niveles más, además de las buhardillas de la cubierta.
En el primero de estos niveles había dos pisos destinados a los propietarios del edificio mientras que en los otros dos se construyeron ocho pisos más destinados al alquiler.

Cuatro torres cilíndricas rematadas con vistosos chapiteles de pizarra negra, como el resto de la cubierta, flanquean el edificio, envuelto por un foso cerrado con una original y vistosa reja de hierro forjado que únicamente se interrumpe en el centro de la fachada principal, donde unas escaleras conducen a su entrada.


El foso y su verja se interrumpen en el centro de la fachada principal donde unos peldaños conducen a la entrada del edificio formada por una puerta lobulada con reja de hierro forjado que esconde la figura de un león rodeado de motivos vegetales y sobre la que se dispone una escultura de San Jorge luchando con el dragón, obra de Llorenç Matamala y detrás de la cual se encontró de manera fortuita en 1.950 un tubo de plomo que contenía diversa documentación referente a la obra (planos, contratos, recortes de prensa...).

Muy próximo a la Casa de los Botines, entre la Plaza de Santo Domingo y la de San Marcelo, se alza otro edificio singular que aunque no aparece en las guías turísticas de León a mi me ha llamado mucho la atención.

Se trata del antiguo Casino Recreativo de León, actual sede de las oficinas centrales del Banco BBVA.


Obra del arquitecto madrileño Gustavo Fernández Balbuena, fue construido en 1919, consta de sótano, tres plantas y áticos abuhardillados, y sus fachadas son  de ladrillo caravista rojo de formas redondeadas decorado con unas llamativas conchas de color blanco y zócalo de piedra.


La fachada principal, la que da a la Plaza de Santo Domingo, es simétrica y está formada por un cuerpo central dominante retranqueado en las plantas superiores y flanqueado por dos cuerpos menores coronados por sendas terrazas que se vuelven hacia las fachadas laterales, rematadas ambas con sendas torres.
Es más relevante la de la Plaza de San Marcelo, remarcando así el acceso principal planteado aquí inicialmente.
Destacan en su fachada las dos cabezas de león colocadas en posición invertida a ambos lados del hueco del balcón y el escudo de la cuidad sujetado por dos niños que representan a los ríos Bernesga y Torio siguiendo el modelo de la fuente situada en la Plaza del Grano.

Amplios ventanales rematados con arco de medio punto se suceden en la planta baja mientras que en el resto de plantas los huecos se agrupan mediante sobrios y diversos recercados resueltos con el mismo ladrillo que el utilizado para la ejecución de la fachada.

Pero no todo es vistosa arquitectura en el Barrio Romántico de León.
Abundan en él los locales con encanto, como el Café Victoria, situado al comienzo de la Calle Ancha, frente al palacio de los Guzmanes, y donde resulta muy agradable saborear un reconfortante café escuchando música de blues.

Muy cerca está el Jardín Romántico o Jardín del Cid, próximo al lugar donde cuentan que vivió el mítico caballero castellano.
Se trata de un pequeño jardín inaugurado en junio de 1.971, resguardado a los pies de la muralla que le proporciona una agradable intimidad y mucha calma.


Articulado en torno a una fuentecilla central, un sinusoso camino flanqueado por bancos de piedra nos invita a pasear entre árboles de diferentes especies y portes muy variados y a reposar dejando que por un instante el tiempo se detenga y los problemas y las prisas desaparezcan.
Pero el instante no es eterno y el fin de semana no da para más.
Volveremos...

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