martes, 11 de agosto de 2015

ECOPARQUE DE TRASMIERA - MARISMA DEL JOYEL Y MOLINO DE SANTA OLAJA: vestigios de una prolífica industria harinera

Soano, 30 de julio de 2.015


Las marismas son ecosistemas húmedos situados en terrenos bajos que se inundan por efecto de las mareas. Se trata de espacios fronterizos situados a caballo entre la tierra firme y el mar en los que se funden las aguas dulces y las saladas provocando fuertes fluctuaciones en las condiciones de vida (temperatura, salinidad...) y dando lugar a especies exclusivas de estos lugares que conviven con otras procedentes de ecosistemas limítrofes que se acercan a la marisma sólo cuando se dan las condiciones que pueden soportar.


Comprimida entre Noja e Isla, a los pies del monte Cincho -convertido en la esponja de la que bebe-, y atravesada por la ría de Cabo Queja, se encuentra la Marisma del Joyel, un espacio natural protegido y recuperado para su conservación y uso público integrado dentro del Parque Natural de las Marismas de Santoña.


Se trata de un enclave singular utilizado por gran cantidad de aves migratorias procedentes del norte y el centro de Europa que en primavera y otoño descansan en este lugar antes de continuar con sus largos desplazamientos.


Entre sus estancadas aguas se encuentra el Molino de Santa Olaja que, transformado en Observatorio de la Marea, se ha convertido en uno de los principales atractivos del Ecoparque de Trasmiera.


Su origen se remonta a principios del siglo XVIII, si bien se construyó utilizando materiales procedentes de un molino del siglo XIV cuyo rendimiento ya no era el adecuado.
El frente principal, orientado hacia el mar abierto, se alza sobre seis arcos de medio punto, mientras que su alzado posterior lo hace sobre una serie de tajamares incrustados en el dique.



La marea está baja. Atravesamos el dique de piedra construido para embalsar el agua de la pleamar y nos colamos en una visita improvisada por los responsables del parque debido a la gran afluencia de visitantes.


El Molino de Santa Olaja fue el más importante de la comarca de Trasmiera, pero en esta zona se dio la mayor concentración de este tipo de ingenios en la costa atlántica europea y sólo en el ámbito de la Marisma del Joyel llegaron a funcionar en cadena hasta siete molinos más cuyos restos aún se pueden adivinar en algunos rincones del humedal.
Tenía nueve ruedas de molienda capaces de trabajar a la vez y estuvo en funcionamiento hasta 1.953. Tras la reconstrucción llevada a cabo hace unos años respetando su estructura original se ha convertido en un museo de carácter didáctico que permite conocer como funcionaban este tipo de instalaciones. Su disposición responde a un planteamiento escenográfico que reproduce la maquinaria y los instrumentos originales: se ha reconstruido completamente una de las ruedas y parte de otras tres, de manera que, colocadas en serie, permiten al visitante conocer el funcionamiento de estos mecanismos y descubrir mediante una demostración como se molía el grano en estas instalaciones.





El molino sólo era operativo durante la bajamar: al abrir las pequeñas compuertas dispuestas en el dique sobre el que se levanta el molino el agua acumulada se escapaba por gravedad empujando los rodetes dispuestos al otro lado del murete de piedra y hacía girar el eje al que estaba unida la muela superior (volandera) que se desplazaba sobre una piedra fija (durmiente) machacando el grano de cereal colocado entre ambas.


Una vez concluida la visita al molino echamos a andar flanqueando la marisma hasta llegar a la playa de Ris, en Noja, entre cuyas dunas buscamos un lugar donde comer nuestros bocadillos.
Caminamos por el arenal hasta su extremo occidental, situado frente a Isla y nos topamos de nuevo con la marisma.


Volvemos sobre nuestros pasos y de nuevo en Soano, pero antes de llegar al molino, nos desviamos hasta el Centro de Recepción de Visitantes. Se trata de un edificio de piedra que aún permanece cerrado, pero que habrá de convertirse en un punto de referencia del Ecoparque, junto al que saboreamos unas maravillosas vistas de la marisma.


Antes de regresar al coche volvemos a acercarnos al molino. La marea ha subido y el aspecto que presenta el humedal poco tiene que ver con el de la mañana.


Nuestra excursión ha concluido. Regresemos a casa convertidos en expertos molineros...

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