Villaescusa, 12 de junio de 2.013
Esta mañana, en El Astillero, casi sin querer, me he topado con la Vía Verde de Villaescusa, un camino que después de siete kilómetros y medio siguiendo el trazado del antiguo ferrocarril Astillero-Ontaneda desemboca en Obregón, junto a la entrada del Parque de la Naturaleza de Cabárceno.
Cuando me he querido dar cuenta ya había empezado a caminar por una agradable pista asfaltada que, después de pasar frente a la central térmica de Viesgo -edificio de cristal, hierro y ladrillo construido en 1.910-, cruza el puente de hierro que salva la Ría de Solía y atraviesa el valle.
Ya no me detengo; sigo caminando y pronto
me encuentro con una esbelta chimenea de ladrillo y la estructura de las antiguas
naves Eximesa, empresa instalada en Liaño y que entre 1.956 y 1.964 llevó a
cabo los procesos de sinterización del mineral extraído en la zona.
Después de hora y media vuelvo sobre mis pasos, flanqueado siempre por la Sierra de Peña Cabarga que me recuerda insistentemente que ella y yo tenemos una cuenta pendiente que saldar.
Hoy me toca recoger a mis sobrinos en la puerta del 'cole'. Con el tiempo justo y los pies magullados debido al uso de un calzado inadecuado llego a la puerta de Mercadona. Monto en el coche y me voy a buscar a los peques; ya haré la compra por la tarde...
Hoy me toca recoger a mis sobrinos en la puerta del 'cole'. Con el tiempo justo y los pies magullados debido al uso de un calzado inadecuado llego a la puerta de Mercadona. Monto en el coche y me voy a buscar a los peques; ya haré la compra por la tarde...
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