viernes, 30 de agosto de 2013

TEMPESTAD: me tenía que haber quedado en casa

Santander, 8 de agosto de 2.013


Es loable que el artista reproduzca la obra de sus maestros y que con la experiencia adquirida trate de innovar e inventar. Pretender transformar la obra de los genios es una osadía que puede derivar en atrevimiento pero lo realmente triste es pretender convertir su nombre en un reclamo publicitario que capte la atención del público y de los medios.

Sergio Peris-Mencheta y la compañía teatral que él dirige, Barco Pirata, han suprimido el artículo en el título de la desacertada adaptación de "La Tempestad" de William Shakespeare que hoy han presentado en el ciclo 'Escénicas en el Casyc' organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Dicen haberlo hecho por respeto y porque esta versión es suya: "hemos buceado durante seis meses en un proceso creativo, encerrados en un local de ensayo en nuestros ratos de ocio, inventándonos nuestra propia versión jugando a Shakespeare, perdiéndole un poco el miedo, pero no el respeto".



El original es un drama escrito por Shakespeare en 1.611 que narra el reencuentro del legítimo Duque de Milán, Próspero, con su hermano Antonio después de que éste le arrebatase el título y le obligase a huir a bordo de un barco que naufragó arrojando su cuerpo y el de su hija Miranda a una isla desierta en la que viven desde entonces.
Recurriendo al cada vez menos original recurso de introducir el teatro dentro del teatro cinco actores y tres músicos dan vida a los personajes creados por el inglés sin conseguir en ningún momento pintar su alma pero arrastrándonos, éso sí, hacia un anodino, frío e inconsistente despliegue audiovisual que mediante su puesta en escena pretende teñir de modernidad un trabajo muy pobre.



El propio Sergio Peris-Mencheta se refiere a "Tempestad" como "una función gamberra que tiene algo de adolescente y que pretende acercar a Shakespeare al espectador dándoselo todo muy masticado para que no tarde veinte minutos en entender a los personajes". En mi opinión se trata de un grafiti garabateado fuera de lugar que no hace si no ensuciar el legado del genial inglés. Gracias, pero prefiero degustar sus manjares lentamente sin que nadie los churrepetee antes de servírmelos.

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