sábado, 31 de julio de 2021

CLARA Y CLAIRE: no hay peor rival que aquel que no existe

Santander, 27 de julio de 2.021

En su última película: “Clara y Claire” (2.019), el director de cine francés Safy Nebbou le proporciona a la extraordinaria Juliette Binoche tiempo para esconderse y reinventarse. Los contactos a través de internet son, a menudo, humo más que aire, pero, a veces, se con-vierten en algo más serio…

 

“Hoy en día, todo el mundo es director de su propia vida. Utilizamos pseudónimos: nos mostramos continuamente a nosotros mismos, pero es un nosotros diferentes. Se trata de provocar envidia por lo que vamos a comer, o por la playa en la que estamos; enseñamos nuestra vida, pero de manera que los demás piensen que es magnífica. Vendemos sueños. Eso, en realidad, ha-bla de soledad, porque, en el fondo, todo esto no es más que el cine llevado al límite: un guion que nos contamos a nosotros mismos. Es pronto para decir-lo, porque aún no sabemos qué pasará dentro de unos años, pero es cierto que los que han nacido en el mundo de Facebook no son los mismos que nacieron antes, en tiempos de las cabinas telefónicas. Puede que lo que está por venir sea una auténtica locura; casi ciencia-ficción…”, sostiene el propio Safy Nebbou.



Claire Milloud (Juliette Binoche) ya ha pasado de los cincuenta. Estuvo casada durante veinte años con un hombre que lo era todo para ella. Fue madre de dos hijos, les dio el pecho y su cuerpo no volvió a ser el mismo. Su marido la dejó por una joven que podría ser su hija y creyó que iba a morir de pena...


Para gente como ella, las redes sociales son, a la vez, la balsa y el naufragio. Nunca habíamos estado tan conectados y, a la vez, tan solos. Flotamos en un mundo virtual…

 

Esa lucecita verde que indica que el otro está en línea; que está ahí, igual que tú, delante de su pantalla. Cada palabra es elegida con cuidado. Un pequeñísimo error y la magia puede desaparecer…

 


Entonces, un día, de repente, te piden una foto. No puedes echarte atrás y le pones cara a alguien que no eres tú. Una cara que no es la tuya. Una cara más joven. Una cara más guapa…

 

Le llamas con número oculto. Dice que le gustan tu voz, tus palabras y tu manera de pensar. Esas sí son reales. Lamentas no haberte dado la oportunidad de existir, pero sabes que, si le hubieras mandado una foto tuya, no hubiera querido entablar una relación contigo…


 

Te sientes viva. Ríes más que nunca y te vuelves un poco egoísta. Hechas de menos hacer el amor: besar, acariciar, tocar y, sobre todo, que te toquen. Te dejas llevar y te sientes quien no eres…


 

Él se convierte en el centro de tu universo. Quiere verte y tú quieres verle, pero no puede ser. Pasa por tu lado sin reconocerte. Empieza a impacientarse y las cosas se te van de las manos…

 


Retomas tu antigua vida herida, derrotada y vieja; luego, cuando intentas retomar el contacto con él, no puedes hacerlo. La idea de que no vaya a haber nada entre vosotros es insoportable…



Afortunadamente, todo es posible: no hay un solo final. ¿Por qué no intentar ocupar el lugar de quien no eres…?


 

Pero, entonces, ignorar que solo eres un consuelo para él resulta imposible: no hay peor rival que aquel que no existe…


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