lunes, 7 de mayo de 2012

LA VERDADERA HISTORIA DE LOS TRES CERDITOS Y EL LOBO FEROZ: seguimos revisando clásicos

Santander, 6 de mayo de 2.012 

Me considero un ferviente admirador de Walt Disney y de su legado.
En mi casa acumulo copias de un buen número de sus películas de animación y una importante colección de cortometrajes protagonizados por personajes como Mickey Mouse, el pato Donald, Pluto o Goofy.


Desde muy pequeñín  mi sobrino Dani ha disfrutado viendo sus dibujos animados, en especial sus “Silly Symphonies”, y de un modo particular el oscarizado corto “Los tres cerditos” (1.933) que no se cansa de ver una y otra vez.



Hoy el programa de la III edición del ciclo Children Planet organizado por Escena Miriñaque preveía la visita de la compañía de teatro infantil afincada en La Coruña Teatro del Andamio para poner en escena su obra titulada “La verdadera historia de los tres cerditos y el lobo feroz”: espectáculo de actores y objetos que narra la verdadera historia de los tres cerditos, mejor dicho, de los dos cerditos y su hermana, una cerdita moderna, inteligente y luchadora. Una visión actual que defiende dos principios fundamentales: la igualdad y la solidaridad.



Imposible dejar pasar esta oportunidad de ver de cerca con mis sobrinos a los cerditos y al lobo feroz, máxime cuando el pequeño Adrián lleva casi un mes recordándome todas las mañanas las ganas que tiene de ir al teatro asegurándome firmemente que además no va a llorar.

Lo hemos pasado bien y efectivamente, no hemos llorado, aunque a ratos el lobo nos haya asustado un poquillo.


Dani le ha recordado aquello de “soplaré y soplaré, y tu casa derribaré” y al acabar la función incluso se ha acercado a acariciarle una pata mientras Adrián prefería decirle adiós desde lejos y coquetear con la cerdita Tocina.

Una bonita función que hemos podido disfrutar en familia aunque sigo sin comprender la reiterada obsesión de muchos creadores por revisar cuentos convertidos en clásicos que defienden y promulgan principios tan fundamentales como la capacidad de sacrificio o el sentido de la responsabilidad.

Me parece loable la decisión de enfrentarse desde un escenario a la discriminación de la mujer, tratando de inculcar en los más pequeños valores como la igualdad, pero no tanto pretender hacerlo aprovechándose de las fábulas que ya conocemos. ¿Por qué, en vez de revisar los clásicos, no intentamos contar nuestras propias historias?
Nos va a costar un poco más pero tendrá mucho más mérito.


1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo en la moraleja de tu cuento.
    Me encanta ver lo que disfrutáis, tanto los peques como los mayores. Tito eres el más grande!!!!

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