Santander, 13 de noviembre de 2.015
El flirteo que los chicos de El Café de las Artes mantienen con el mundo del circo viene de lejos. Hace cuatro años les llevó a organizar en Santander la primera edición del ciclo 'En la cuerda floja': un encuentro europeo de circo contemporáneo y teatro físico cuyo objetivo es apoyar a artistas emergentes y ofrecerles la posibilidad de crear sus propios espectáculos.
Hoy, en la plaza del ayuntamiento, a las ocho de la tarde, bajo un finísimo 'calabobos' que poco tiene que ver con el veranillo de San Martín que nos lleva acompañando todo el mes, el funambulista alemán Oliver Zimmermann ha sido el encargado de dar el pistoletazo de salida a la cuarta edición de este encuentro.
Apenas diez minutos son los que ha necesitado para recorrer los sesenta metros de cable que desde hace un par de días cruzan la Plaza del Ayuntamiento trayendo a nuestra memoria los arriesgados espectáculos de la familia Bordini...
Durante los años ochenta la saga de funambulistas de origen italiano dejó grabados en nuestras retinas sus lentos ascensos hasta la cúspide del antiguo Hotel Bahía y en nuestros oídos el rugido de la motocicleta con la que se deslizaban sin ninguna protección sobre los ochenta metros de cable que tiraban desde la plaza Alfonso XIII hasta la cúpula del hotel (cuarenta metros de altura).
En esta ocasión, la Banda Municipal ha acompañado el lento deambular del artista alemán, quien no ha necesitado más de diez minutos para finiquitar sin ningún incidente su desafío a las leyes de la gravedad, salvando sin recurrir a las escaleras los quince metros de altura que separan la segunda planta del consistorio del embaldosado desde el que contemplábamos su hazaña.
Este idilio con el noble arte de la pista no ha impedido nunca que Alicia y Cristian le abran la puerta de su casa a otras disciplinas y esta noche el mágico salón de El Café de las Artes se ha convertido en el escenario al que los chicos de Driving Mrs. Satán se han subido para presentarnos su particular versión de un puñado de clásicos del heavy metal de los años setenta y ochenta.
Acaba el concierto.
Monto en el coche y enciendo la radio: ¡los auténticos esbirros de Satán asaltan las calles de París y se cuelan en una sala de conciertos en la que una banda de rock tocaba en directo dejando a su paso más de ciento treinta muertos y medio millar de heridos!
Nada importa que yo tenga que cancelar mi próximo viaje: ¡¡¡duele!!!
La cuna de la democracia sangra pero no podemos ceder ante el miedo. Debemos mantener encendida la llama de la paz, defender la igualdad de derechos y no dejar de enarbolar la bandera de la libertad y la solidaridad.
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