sábado, 5 de diciembre de 2020

EL EMBARCADERO (temporada 2): la vida se acaba

 Santander, 20 de enero de 2.020

Movistar Plus ha comenzado el año estrenando la segunda y última temporada de “El embarcadero”, un thriller emocional en el que sus protagonistas sienten la necesidad de satisfacer sus instintos más primarios y se dejan llevar por ella…



Me llamo Alejandra y soy la mujer de Óscar. Me he acostado con su amante: me he metido en su casa, la he engañado haciéndome pasar por otra persona, he cuidado de su hija como si fuera mía y he acabado en la cama con ella… No es un problema de identidad sexual. Lo que ocurre es que Óscar era el amor de mi vida y creo que estoy queriendo llenar el vacío de él con ella. No sé muy bien lo que siento: no me quiero alejar de Verónica. Necesito girar a su alrededor y creo que a Óscar le pasó lo mismo…



El día en que Alejandra vio a su marido muerto se quedó paralizada, buscando algo que le permitiera decir: “perdonen, se han equivocado; este no es mi marido”. Pero no le quedó más remedio que reconocer que sí que lo era…


Aquel hombre, tendido sobre aquella camilla, era, efectivamente, su marido, pero no el marido que ella conocía, sino alguien que había entregado en prenda su ética y su moral por seguir enganchado al amor. Se había convertido en un tipo que llevaba dinero de un lado a otro para un proxeneta y, lo más doloroso no era que se hubiera transformado en un delincuente, lo más triste era que se había convertido en un pelele sin voluntad.



De todo eso se dio cuenta Óscar un día antes de morir: de que el amor es algo tan inmenso que puede consumir tu identidad para alimentarse y fagocitarte hasta el punto en que te conviertes en su esclavo y ya no puedas ni siquiera disfrutarlo.



Con la voluntad anulada, oscilando como los juncos a merced del viento, supo que necesitaba hacer algo para no enloquecer y tomó la decisión que habría de llevarlo hasta la muerte. Aquella no era la vida que el quería. Él no eligió estar enamorado de dos mujeres; intentó que aquello no sucediera, pero no fue capaz de conseguirlo. Cuando, después de ocho años, Verónica lo abandonó, sintió que el mundo se hundía bajo sus pies. Estaba desesperado, así que optó por intentar volver a ser el hombre que un día fue y tener un hijo con Alejandra que impidiera cualquier vuelta atrás. Cuando ella volvió a aparecer, supo que no podría escapar…



Dicen que marcharse es de cobardes, pero puede que sea al revés, y que lo que realmente sea cosa de cobardes sea quedarse viendo como se le pudre a uno la vida sin tomar una decisión. Hay que ser muy valiente para dejar a una familia y no mirar atrás; dejar lo que más quieres por algo que quieres todavía más… La vida se acaba y para saber de que va hay que vivirla.


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