jueves, 7 de marzo de 2013

EL REY LEÓN: sin palabras...

Madrid, 16 de febrero de 2.013


En 1.994 Walt Disney Pictures estrenó una nueva película de animación dirigida por Rob Minkoff y Roger Allers y protagonizada por los habitantes de la sabana africana, “El Rey León”, que alcanzó un rotundo éxito de público y crítica.

El comienzo de la película es espectacular...


Se escucha el canto de los pájaros y un cántico ritual.
Amanece.
La majestuosa sabana despierta...


Elefantes, flamencos, cebras, antílopes, hormigas, jirafas, ñúes, monos, rinocerontes y guepardos comparten un mismo peregrinar.
Todos se dirigen a la Gran Roca desde la que el orgulloso rey contempla sus dominios.
Los animales abren paso al inquietante chamán.
Mufasa y Rafiki se abrazan y después de una breve e íntima ceremonia el sacerdote alza en brazos al pequeño Simba, mostrándoselo a su pueblo.


La sabana estalla en una exuberante explosión de júbilo.
Las nubes se retiran dejando que los rayos del sol acaricien al joven príncipe al que su pueblo rinde pleitesía.
Es el ciclo sin fin que lo envuelve todo y en el que todos dejaremos nuestro legado.
Es el ciclo de la vida.


Por primera vez una película de la factoría Disney se basaba en un guión original, si bien, la historia del joven principe que ve como su padre muere a manos de su tío y que después de abandonar el reino regresa para recuperar el trono tiene muchas similitudes con lo que William Shakespeare contaba en “Hamlet”.

La cinta se alzó con el Globo de Oro a la mejor película cómica y/o musical y su extraordinaria banda sonora, firmada por Hans Zimmer y en la que colaboraron Elton John y Tim Rice, conquistó dos Oscar (mejor B.S.O. y mejor canción).

El éxito de taquilla fue arrollador y la historia no tardó en llegar a los teatros.
En 1.997 se estrenó el musical de "El Rey León" en Broadway dirigido por Julie Taylor y en  octubre de 2.011 desembarcó en el teatro Lope de Vega de la Gran Vía madrileña su versión en castellano.


Desde el primer momento supe que tenía que verlo, pero esta vez quería hacerlo bien.
Los llenos en la sala se sucedían y las entradas se agotaban a las pocas horas de salir a la venta. 
Yo preferí esperar y conseguir una buena localidad.
Se ha cocido lento pero hoy, por fin, ha llegado el día de saborearlo.
Fila 4, butaca 1: ¡inmejorable!


Se apagan las luces; se sube el telón.
Se escucha el canto de los pájaros y un cántico ritual.
Amanece.
La majestuosa sabana despierta...




Elefantes, flamencos, cebras, antílopes, hormigas, jirafas, ñúes, monos, rinocerontes y guepardos comparten un mismo peregrinar.
Todos se dirigen a la Gran Roca desde la que el orgulloso rey contempla sus dominios.
Los pájaros sobrevuelan mi cabeza y yo siento que formo parte de todo ello.
Los animales abren paso al inquietante chamán.




Mufasa (David Comrie) y Rafiki (Phindile Mkhize) se abrazan y después de una breve e íntima ceremonia el sacerdote alza en brazos al pequeño Simba, mostrándoselo a su pueblo.



La sabana estalla en una exuberante explosión de júbilo.
Las nubes se retiran dejando que los rayos del sol acaricien al joven príncipe al que su pueblo rinde pleitesía.
Es el ciclo sin fin que lo envuelve todo y en el que todos dejaremos nuestro legado.
Es el ciclo de la vida.
...
Un minuto después que nacemos
a tientas luchamos por andar.
Todo está ante ti,
todo por descubrir;
mucho más de lo que pudieras soñar.
Hay tanto que sentir y que gozar;
no podrás esperar a vivir
pues la noche vendrá 
y otro sol nacerá,
sombra y luz bailarán sin fin.
Es el ciclo vital
que nos une a todo:
es el bien y el mal,
sufrir y amar,
 y encontrar la paz
en el largo río.
¡Es el ciclo,
el ciclo vital!


El precio de la entrada podía parecer excesivo pero en apenas diez minutos estaba amortizado; el erizado bello de mis brazos lo justifica. ¡Que pasada!

No hay grandes decorados; no son necesarios.
Son el sonido de los timbales y las ingeniosas y espectaculares máscaras los que, junto con el cuidado vestuario y maquillaje, convierten a los actores en animales del continente africano.



El pequeño Simba crece feliz, vigilado siempre de cerca por el gracioso Zazú (Esteba Oliver), secretario del Rey, porque él va a ser el futuro Rey León.
Pero el malvado Scar (Sergi Albert) ansía el trono y quiere quitárselo de en medio aunque para ello tenga que enfrentarse a su hermano, Mufasa.



Junto a su batallón de despiadadas hienas urde un malvado plan para acabar con la vida de Mufasa culpando al pequeño Simba de la muerte de su padre e incitándole a abandonar un reino que, sometido a su tiranía, se verá abocado a la miseria.


El joven Simba huye asustado y conoce a dos entrañables y divertidos personajes que le ayudarán a salir adelante.
Son Timón (David Ávila) y Pumbaa (Albert Gracia).

Hakuna Matata,
vive y deja vivir.
Hakuna Matata,
vive y se feliz.
Ningún problema
debe hacerte sufrir;
lo más fácil es
saber decir
¡Hakuna Matata!


Ha pasado el tiempo.
La pequeña Nala (Yamileth Cayetano/Daniela Pobega), compañera de juegos de Simba (Kiros Juan Pereiro/Carlos Rivera), ha crecido convirtiéndose en una leona fuerte, valiente y orgullosa que deja atrás a su pueblo en busca de ayuda.


Nuestro hogar
es un recuerdo,
no queda más
que polvo y cal,
la tierra gris, 
el río seco.
Sabré partir
y donde el viento me envíe
llevaré vuestra voz.
Hoy dejo atrás mis orígenes
pero no olvido mi honor.
No tengo opción,
me iré de aquí
¡vuestra voz, será mi voz!




No tarda en encontrar al joven príncipe que, junto a sus amigos, ha crecido ajeno a los sufrimientos de su pueblo y algo nace entre los dos.




Siento un nuevo amor en mí
la noche trae paz.
El mundo al fin parece ser feliz
y vive en hermandad

Pero Simba sabe ahora que su pueblo le necesita y tiene miedo.
Está asustado; no sabe qué es lo que debe hacer, cuál es el camino que debe seguir...

¿Dónde estará tu luz?
Ya se fue el sol.
¿Cómo volver a mi hogar?
Siento que me perdí
y al despertar,
padre, no estás junto a mí.
Juraste que siempre
vendrías a mi señal;
tu estrella se oscureció,
no se ver tu luz.
Intento ser fuerte,
intento escuchar tu voz,
salir de la confusión,
de este sueño.
¿Cuándo va a amanecer,
noche sin fin?
Sueño correr junto a ti.
No puedo caminar
si tu no estás.
Padre, no se donde ir...


Pero la noche tendrá un final, pronto amanecerá, las nubes se alejarán y el sol podrá brillar...

Luz,
rompe la oscuridad.
Mana,
mamela iyo.
Una voz,
busca el alma ancestral.
Llama,
aiya mamela iyo.
...
Ven.
No te rindas jamás.
Nunca pierdas la fe.
Oh, wo, oh
Ten fe.
Él vive en ti;
él vive en mí.
Él puede vernos,
permanece aquí.
Está en el agua,
en cada ser,
en tu reflejo...
Él vive en tí.
¡Él vive en ti!

Ahora sí.
Simba ya sabe cual es su deber.
Regresa a casa, se enfrenta a su tío, le vence y restablece el orden natural de las cosas
Es el ciclo de la vida.


Puede que no tenga los mejores decorados, ni las mejores canciones, ni las mejores coreografías, pero es único, espectacular, fantástico, maravilloso, increíble, tierno, cruel, entrañable, divertido, emocionante...
¡GENIAL!

2 comentarios:

  1. Yo voy a verla pronto y tengo muchas ganas! Me he aprendido la nueva adaptación de la letra y todo... aunque ahora que he leido la letra del ciclo vital me ha extrañado porque yo entendía otra cosa:

    "sombra y luz bailarán sin fin..."

    De donde has sacado la fuente de la letra? he intentado encontrar unos lyrics oficiales pero no hay manera, en cada sitio dicen una cosa diferente xD.

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    Respuestas
    1. Seguro que te va a encantar.
      La letra de las canciones la he sacado del libreto del CD que le regalamos a mis sobrinos.
      Pásalo genial.
      Es una pasada...

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