jueves, 10 de abril de 2014

X-MEN 2: la capacidad de compartir el mundo nunca ha sido una característica del ser humano

Mogro, 1 de abril de 2.014


En 2.003 Bryan Singer volvió a llevar a los personajes de los cómics de Marvel a las pantallas de cine.


Desde que se descubrió la existencia de los mutantes se les ha mirado con miedo, con suspicacia e incluso con odio. Por todo el planeta se ha abierto el debate: ¿son los mutantes el siguiente eslabón de la cadena evolutiva o simplemente una nueva especie humana que lucha por su lugar en el mundo? En cualquier caso es un hecho histórico que la generosidad para compartir el mundo nunca ha sido una característica del ser humano.



Erik Lehnsherr/Magneto (Ian Mckellen) está ence-rrado en una celda de cristal de la que no puede escapar. Charles Xavier (Patrick Stewart) acude a visitarle para averiguar si él o alguno de sus 'hermanos' están detrás del asalto a la Casa Blanca perpetrado por Kurt Wagner/Nightcrawler (Alan Cumming), un mutante creyente de piel azul, orejas puntiagudas y movimientos erráticos capaz de teletransportarse, pero es demasiado tarde: la guerra ha empezado y habrá víctimas en ambos bandos...


William Stryker (Brian Cox) es un científico militar que ha visitado fre-cuentemente a Erik. Su hijo Jason fue 'alumno' del profe-sor aunque éste no pudo ayudarle, al menos no como él quería: las mutaciones no son una enfermedad.


Él organizó el ataque al presidente: odia a los mutantes, ha trabajado con ellos y ha aprendido a controlar sus mentes gracias a los fluidos del cerebro de su propio hijo pero resulta frustrante no saber cuántos son ni dónde están. Por eso obligó a Erik a explicarle como acceder a 'Cerebro', la extraña máquina que permite al profesor localizar a todos los mutantes del planeta y conectarse con ellos. Ahora le obligará a destruirlos a todos...


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