sábado, 9 de agosto de 2014

LOS TUDOR (temporada 1): los caprichos de un rey

Mogro, 18 de julio de 2.014


"The Borgias" no fue la primera serie de carácter histórico producida para Showtime. En 2.007 se había estrenado ya "The Tudors", una serie creada por Michael Hirst.


"Crees conocer una historia, pero sólo sabes como termina.
Para llegar al núcleo de la historia tienes que volver al principio"

Enrique VIII fue el segundo monarca de la casa Tudor.
Ascendió al trono de Inglaterra en 1.509, tras la muerte de su padre, Enrique VII, miembro de la casa Lancaster, que había adquirido la corona por derecho de conquista tras la derrota y muerte de Ricardo III en la batalla de Bosworth (1.485) que puso fin a la Guerra de las Dos Rosas, y afianzado sus derechos casándose en 1.486 con Isabel de York, hija de Eduardo IV y sobrina de Ricardo III, consolidando así la unión de ambas familias y propiciando la aparición de la casa Tudor.

Poco antes de acceder al trono, Enrique se había casado con Catalina de Aragón, la hija menor de los Reyes Católicos, una buena reina, a la que el pueblo quería. Había estado casada antes con Arturo, hermano mayor de Enrique y legítimo heredero del trono inglés, pero su matrimonio había durado apenas veinte semanas. Su esposo murió y ella aseguró que su matrimonio no había llegado a consumarse para obtener la dispensa papal que posibilitase su enlace con Enrique.

Los acontecimientos narrados en la serie, cuyo rigor histórico pondría en cuarentena, arrancan en torno al año 1.519: los ejércitos franceses amenazan a las naciones cristianas de Europa; sus tropas han saqueado varias ciudades-estado de Italia y el rey Francisco I presiona al Papa para que le nombre Defensor de la Fe.
La agresiva política exterior mostrada por el soberano francés hubiese justificado una guerra pero la intervención del ambicioso cardenal Thomas Wolsey (Sam Neill) atemperó el impetuoso carácter del joven rey de Inglaterra, Enrique VIII (Jonathan Rhys-Meyers), convenciéndole para convocar una cumbre anglo-francesa en la que habría de ratificarse un tratado de paz universal y perpetua que firmarían todas las naciones de Europa y en virtud del cual los signatarios se aliarían contra cualquiera de ellos que llevase a cabo una agresión hasta que la paz se restaurase.


El nombramiento en 1.519 del rey Carlos I de España como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico impresionó al monarca inglés que pidió a Wolsey que se reuniese con él para formalizar un nuevo tratado que les uniese en su lucha con los franceses. El dominio inglés en Europa disminuía a pasos agigantados y su rey bailaba entre dos aguas.

Los franceses fueron derrotados en Italia y su rey fue hecho prisionero durante la batalla de Pavia (1.525), pero Inglaterra dejó de aportar las cantidades de dinero pactadas con los españoles y el emperador rompió su compromiso.
Tras la firma del Tratado de Madrid (1.526) por el que Francia renunciaba a sus derechos sobre Milán, Génova, Borgoña, Nápoles, Artois, Tounai y Flandes en favor de Carlos I, éste liberó al rey Francisco I y se casó con Isabel de Avis (1.526), infanta de Portugal, rompiendo el compromiso adquirido con la hija de Enrique VIII.

Catalina de Aragón (Maria Doyle Kennedy), hija menor de los Reyes Católicos y por lo tanto tía del rey de España, era su esposa. Juntos habían tenido cinco hijos muertos, un niño que vivió veintiséis días y sólo una hija viva.
Juntos habían sido felices, pese a las constantes infidelidades de él, pero la ausencia de un heredero que garantizase el futuro de la casa Tudor se había convertido en un problema: el Levítico dice que si un hombre se casa con la esposa de su hermano tendrá hijos muertos.


Con el fin de obtener la dispensa papal que posibilitase su enlace ella manifestó que su matrimonio con su hermano Arturo no llegó a consumarse. Aunque ella asegure que él era joven y estaba enfermo Enrique no le cree. Le desprecia y satisface sus caprichosas necesidades con sus damas de compañía, en especial con la ambiciosa, manipuladora y hermosa Ana Bolena (Natalie Dormer) de la que se ha enamorado perdidamente y con la que pretende casarse en cuanto consiga el divorcio.


Simulando estar herido en lo más profundo de su conciencia pretende que el cardenal Wolsey consiga que el Papa anule su matrimonio argumentando que nunca ha estado realmente casado, ya que al unirse a la esposa de su hermano ofendió las leyes divinas.


Se convocó una comisión que habría de dictaminar la validez de la bula que legitimaba el matrimonio de Enrique con Catalina pero finalmente los representantes del Papa, que no quería enemistarse con el rey de España, la ratificó.
El rey enfureció y el cardenal Wolsey fue despojado de su poder y de su riqueza: cayó en desgracia y murió (1.530).
Enrique se casará con Ana aunque para ello tenga que pisotear al mismísimo papa...

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