miércoles, 15 de abril de 2015

ECOPARQUE DE TRASMIERA - MONTE CINCHO: espléndido mirador

Arnuero, 7 de abril de 2.015


Cada vez resulta más complicado compaginar nuestras agendas pero la primavera y las vacaciones de Semana Santa se han puesto de acuerdo para llegar al mismo tiempo y está es una oportunidad que no podemos dejar escarpar...
Recojo a los peques en Maliaño, buscamos una tienda de ultramarinos, compramos una barra de pan y unos paquetes de embutido y nos dirigimos a Arnuero.

El Ecoparque de Trasmiera es un proyecto puesto en marcha por el ayuntamiento de Arnuero en el año 2.000, en el que participan los cuatro pueblos que forman el municipio (Isla, Arnuero, Castillo y Soano) y cuyo objetivo es mostrar todo su potencial cultural y natural, convirtiéndolo en 'un museo a cielo abierto'.
Para ello se han rehabilitado varios edificios convirtiéndolos en un 'Centro de Interpretación del Ecoparque' (Casa de la Marisma, Soano), un 'Observatorio de la Memoria' (Centro de Tradiciones Salvador Hedilla, Castillo) que pretende recuperar las señas de identidad de las gentes de esta comarca, un 'Observatorio de las Mareas' (Molino de Santa Olaja, Soano) que pone de manifiesto la importancia que éstas tuvieron en la historia y economía del municipio y un 'Observatorio del Arte' (Iglesia de la Asunción, Arnuero) en el que se muestra el destacado papel que los canteros y artesanos trasmeranos llegaron a tener en la arquitectura española.
La marisma de Soano y el casco histórico de Isla constituyen otros puntos de interés y se han habilitado, además, varias sendas peatonales que unen los cuatro pueblos y permiten conocer lugares de gran interés paisajísitico y medioambiental, como la que recorre los acantilados de Isla o la que sube al Monte Cincho.


Éste último es precisamente nuestro objetivo de hoy: una modesata loma costera cubierta en su mayor parte por un frondoso encinar cantábrico en plena fase de regeneración.
Llegamos a Arnuero desde Noja. Tomamos un desvío a la derecha, justo antes de pasar por delante del camping, y dejamos el coche en una pequeña explanada situada a unos cincuenta metros de distancia, a la derecha de la única casa con la que nos topamos.
Nos ponemos las botas, cogemos nuestros palos y echamos a andar por una senda que discurre junto a un modesto grupo de eculiptos para subir al monte por su vertiente oeste.


Transcurridos apenas diez minutos encontramos a nuestra izquierda una pequeña área de descanso con una mesa en la que planificamos futuras merendolas. Continuamos la marcha: el camino se vuelve más agreste y pronto nos adentramos en un frondoso encinar que nos envuelve por todos lados.


En poco más de media hora llegamos a la cima. Una torreta-mirador, coronada por una cruz de madera que sirve como referencia de las lindes de los cuatro pueblos que constituyen el municipio, preside el monte Cincho (249 m).


Subimos los treinta y dos peldaños que forman la escalera de caracol que la envuelve: estamos seis o siete metros por encima del suelo y nuestra mirada vuela sobre la copa de los árboles para llegar al mar y detenerse en el faro de Ajo, las playas de Isla y Noja, el monte Buciero o las marismas de Santoña.




Comemos nuestros bocadillos sobre los pasos de madera incrustados en la piedra de la torre y continuamos nuestro paseo por el camino que parte al otro lado de ésta.
A pocos metros el sendero se bifurca en dos. El de la izquierda debería de encontrarse con el camino que hemos utilizado para subir pero nosotros preferimos coger el de la derecha y conocer la vertiente este del monte.
Salimos de la arboleda y rodeamos el monte por su lado sur para regresar al coche pero antes nos topamos con la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Arnuero.


Se trata de un robusto edificio perteneciente al gótico tardío de principios del siglo XVI, de planta rectagular, con una gran nave rematada por un ábside cuadrangular y con una torre de planta cuadrada en su extremo occidental protegiendo la puerta de entrada. 

Merece la pena detenerse a contemplar la puerta principal, situada bajo la torre. Es abocinada, con un arco carpanel envuelto por varias arquivoltas decoradas con bolas. El conjunto está enmarcado por un guardapolvo con forma de arco conopial con un florón en su vértice y flanqueado por sendos contrafuertes decorativos rematados por pináculos.


Dejamos atrás la iglesia. El coche está cerca: nos espera un reconfortante chocolate con churros en Liérganes.
Otro día, más...


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